Celebramos hoy la fiesta de la Santísima Trinidad: Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo, fiesta de Dios, del centro de nuestra fe. Cuando se piensa en
la Trinidad, por lo general viene a la mente el aspecto del misterio: son tres
y son uno, un solo Dios en tres Personas.
En realidad, Dios en su grandeza no puede menos de ser un misterio
para nosotros y, sin embargo, Él se ha revelado: podemos conocerlo
en su Hijo, y así también conocer al Padre y al Espíritu Santo.
La liturgia de hoy, llama nuestra atención no tanto hacia el misterio,
cuanto hacia la realidad de amor contenida en este primer y supremo misterio de
nuestra fe. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno, porque Dios es amor,
y el amor es la fuerza vivificante absoluta, la unidad creada por el amor es
más unidad que una unidad meramente física.
El Padre da todo al Hijo; el Hijo
recibe todo del Padre con agradecimiento; y el Espíritu Santo es el fruto de este amor recíproco del
Padre y del Hijo.
Los textos de la santa misa de hoy hablan de Dios y por eso hablan de
amor; no se detienen tanto sobre el misterio de las tres Personas, cuanto sobre
el amor que constituye su esencia, y la unidad y trinidad al mismo tiempo.
A la luz del misterio pascual se revela plenamente el centro del
cosmos y de la historia: Dios mismo, Amor eterno e infinito. Toda la revelación
se resume en estas palabras:”Dios es amor" y el
amor es siempre un misterio, una realidad que supera la razón, sin
contradecirla, sino más bien exaltando sus
potencialidades. Jesús nos ha revelado el misterio de Dios: Él, el
Hijo, nos ha dado a conocer al Padre que está en los cielos, y nos ha donado al
Espíritu Santo, el Amor del Padre y del Hijo.
La teología cristiana sintetiza la verdad sobre Dios con esta expresión: una única sustancia en tres personas.
Editado de las homilías del Papa Benedicto XVI en algunos domingos de la Santísima Trinidad.:
La teología cristiana sintetiza la verdad sobre Dios con esta expresión: una única sustancia en tres personas.
Dios no es soledad, sino
comunión perfecta. Por eso la persona humana, imagen de Dios, se realiza en el amor,
que es don sincero de sí.
Editado de las homilías del Papa Benedicto XVI en algunos domingos de la Santísima Trinidad.:
“Señor, desde el misterio de tu Trinidad Divina, dame la fe para
amarte, adorarte y darte gracias en todos los momentos de mi vida, Cuando digo “Gloria
al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo” que sea desde el fondo de
mi corazón y de mi entendimiento. Es difícil a veces aceptar Tu misterio que es
insondable para mi y para todos los hombre, por eso te suplico, aumenta mi fe,
me refugio en tus amorosos brazos y pongo mi todo en Ti…”.
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