Por Laura Costas
“Unos gemelos belgas sordos recurren a la eutanasia tras
diagnosticarles una enfermedad ocular degenerativa.
El temor al momento en que no podrían verse ni comunicarse entre ellos
les llevó a tomar esa decisión”
En Bélgica el derecho a la eutanasia fue aprobado por ley en 2002 y la
pueden solicitar las personas mayores de eda en estado de consciencia y que
lo hagan de forma voluntaria, reflexionada y sin presiones externas.
La condición es que el paciente sufra un padecimiento físico o
psicológico constante e insoportable, como alegaron los gemelos Marc y Eddy
Verbessem.
En diciembre pasado, el Parlamento belga empezó a discutir la
posibilidad de ampliarla a menores de edad.
Actualmente se practica la eutanasia para bebés ya nacidos, con “anomalías”.
ABC.es
Este caso contrasta con la
historia de Helen Keller, escritora y conferenciante estadounidense. (1880-1958)
A causa de una enfermedad que
sufrió a los diecinueve meses de edad, perdió la vista y el oído. Quedó sorda,
muda y ciega.
Sus padres contrataron una
institutriz irlandesa, Ann Sullivan, quien le enseño le lenguaje de los
sordomudos, lo que dio un giro total a su vida.
Unos años después, en la
Wrigt-Humanason Oral School, en Nueva York, se capacitó para cursar Estudios
Superiores, siempre bajo la tutoría de su maestra Ann.
Helen se dedicó a escribir libros
y a dar conferencias, exaltando el valor de la vida y cómo con esfuerzo personal, el amor y la ayuda de los demás, se pueden vencer
obstáculos que parecen invencibles y llegar a ser alguien feliz y valioso para
sí mismo y para la sociedad.
Los padres de Helen le dieron amor y cuidados. Su
maestra, “La Maestra Milagrosa”, como la llaman algunos, le comunicó seguridad
en sí misma y en sus capacidades, a pesar de las limitaciones que sufría.
El haber recibido amor, tener un
sentido para su vida, valorar el hecho de estar viva, el deseo de ayudar a los
demás, son motores que seguramente impulsaron a Helen Keller para convertirse en una mujer culta, activa y
feliz.
Esta comparación cambia totalmente la perspectiva de "IR A BÉLGICA, PARA DEJAR DE SUFRIR"
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