Después
que el sacerdote a ofrecido el pan y el vino junto con nuestras ofrendas
materiales y espirituales; nos invita a que “levantemos el corazón”, se trata
de una imagen llena de significado, que se practica desde los primeros tiempos
de la Iglesia; “levantamos nuestro corazón….” es como si fuéramos
arrebatados en espíritu al cielo…..
A
partir de ahí, percibiremos la realidad con la fe y no con los sentidos, ¿y que
es lo que vemos y oímos?... ¡vemos el cielo! nos damos cuenta de
que a todo nuestro alrededor están los ángeles, los arcángeles y los santos
ante el trono celestial;
...y sentimos como una fragancia luminosa sale de todos nosotros y va a postrarse ante el altar, son nuestros ángeles custodios que se unen a los coros celestiales, a la voz del sacerdote y a nuestras voces para entonar el himno de la gloria de Dios, “Santo…santo…santo es el Señor Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de tu gloria…” Editado de La Cena del Cordero de Scott Hahn,03/2012.
“Señor
me siento anonadada ante estas realidades que han sucedido ante mi sin que me
percatara del todo ¿pensar que he estado ante tu trono celestial rodeada
de tu corte, en cada misa a la que he asistido, cuando entonaba el Santo? al
tener esta reflexión me he quedado con la mente en blanco, he sentido mi
pequeñez y mi único deseo ha sido refugiarme en tus brazos amorosos para que tu
me calmes y me devuelvas la confianza de que aun me amas aunque yo te haya
fallado tanto….Bajo tu amparo me acojo Santa Madre de Jesús…”
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