Al
entonar el Santo….¡ya estamos en el cielo!…. ahora va a llegar el clímax del
sacrificio eucarístico. Aquí va a quedar claro que la Nueva Alianza no es un
libro es una acción y esta acción es la Eucaristía
El
sacerdote extiende sus manos sobre los dones: “…..Santo eres en verdad,
Señor, fuente de toda santidad, por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en el
Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual cuando iba a ser
entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomo….”
Después,
cuando el sacerdote pronuncia las palabras de la institución….”este es mi
Cuerpo…este es el cáliz de mi Sangre. Sangre de la alianza nueva y eterna…”
No esta hablando él, es Cristo quien habla; las manos consagradas del
sacerdote que levantan el pan, son la manos de Cristo, la boca que pronuncia
las palabras de la consagración, es la boca de Cristo.
ES CRISTO EN
PERSONA QUIEN CONVIERTE EL PAN EN SU CUERPO Y EL VINO EN SU SANGRE.
Jesús
mando a los apóstoles y sus sucesores que celebraran la Santa Misa y cuando
dijo: “hagan esto en memoria mía”. Jesús mandó “HACER
ESTO” no leer esto o escribir esto. Es revivir de nuevo Su Alianza.
“LA EUCARISTIA ES EL
CIELO EN LA TIERRA”
Editada de La Cena del Cordero de Scott
Hahn, 03/2012
“Jesús
mi Señor, ¿cómo puedo corresponderte? aunque estuviera orando las 24 horas de
mis días, aunque estuviera haciendo obras buenas toda mi vida….Tú me has dado
la posibilidad de la vida eterna; pero sobre todo me has dado Tu amor, amor que
no falta, amor que no falla, siempre presente, siempre fiel. Y me haz dado a Tu
Madre para que me cuide, me acompañe y me consuele. Y te haz dado a mi en la
Eucaristía. Ayúdame, para que te sea siempre fiel….”
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