Haber ido a Río a la Jornada Mundial
de la Juventud 2013, fue uno de mis mejores viajes porque siento que me ha
acercado mucho más a Dios.
Lo que más me gusto es que conocí
gente de todas partes del mundo y todos venían con un solo propósito: escuchar
el mensaje del Papa Francisco y verlo, no obstante fueron cerca de 3 millones
de personas reunidas en Copacabana.
Los mensajes del Papa quedaron
grabados en nuestras vidas, ahora tenemos que aprender a vivirlos. El Papa daba
homilías muy cortas pero muy interesantes, lo que más me impactó el domingo de
la misa de envío, fue que después del sermón pidió un momento de silencio y los
3 millones de personas que nos encontrábamos en la playa, guardamos silencio y
lo único que se escuchaba eran las olas del mar y los helicópteros del
ejército.
Yo pienso que el Papa decidió que la
JMJ fuera en Río porque es un país lleno de fe, tienen el santuario de la
Virgen de Aparecida y es un lugar muy visitado por los católicos.
Nuestra próxima cita será en Cracovia
2016, hasta entonces, tenemos el compromiso de trabajar en las consignas que el
Papa Francisco nos dejó.
Por Francisco Fuentes Dosal
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