eregrinación para otros tantos…
¿Qué me dice Guadalupe, qué me significa
esta fiesta?
“¿No
estoy yo aquí que soy tu Madre?”
Qué alegría saber que tengo Madre, no es albur. Claro está que
todos tenemos madre, si no, no estaríamos aquí, así de fácil.
Recordamos con gran cariño y ternura a nuestras madres, para
muchos de nosotros ellas ya partieron y nos partieron el corazón al irse, pero
hoy no es 10 de mayo, hoy hablamos de otra Madre.
María, ¡qué dulce tu nombre!… ruega por nosotros ahora y en la
hora…
María, yo me ofrezco enteramente a ti…Y en prueba de mi filial
afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón...
Oh María Madre mía, oh consuelo del mortal…
Acordaos oh piadosísima Madre, que jamás se ha oído decir que
ninguno que haya recurrido a Ti, haya sido despedido…..
¡Cuántas diferentes maneras tenemos para recurrir a nuestra Madre,
cuántas formas de relacionarnos con Ella!
Virgencita: muchas veces hemos sentido tu compañía, tu
intercesión.
Pero hoy de un modo especial, queremos recurrir a ti, maravillados
por tus palabras que, en San Juan Diego, nos diriges a todos:
¿No estoy yo aquí que
soy tu Madre?
Sí, estás aquí y eres mi Madre, voy a dejarte actuar como tal. Voy
a recurrir a Ti en mis apuros, en mis miedos y en mis alegrías. Mis logros serán tus logros también, porque ¿qué
madre no se alegra con las alegrías y los triunfos de su hijo? Mis penas, igualmente serán tuyas.
¿No estás tú bajo mi
sombra y mi resguardo?
Si estoy bajo tu sombra y tu resguardo, ¿hay algo malo me pueda
pasar, si Tú cuidas de mi? Las madres nunca pierden de vista a sus hijitos,
pues así hoy me percato que tú nunca me pierdes de vista, estás siempre al
pendiente. ¡Tú cuidas de mi! ¿Será que soy capaz de comprender esta maravilla?
¿No soy yo la fuente de
tu alegría?
Sí, Tú eres la razón de mi gozo.
¿Cómo no voy a estar feliz?
¿No estás en el hueco de
mi manto, en el cruce de mis brazos?
No más miedo, no más angustias, no más dudas. Sí, ya sé que el mundo es un lugar que puede
ser muy peligroso, basta con leer las noticias, pero si yo todos los días me
pongo entre tus brazos y dejo que Tú me cuides….
¿Tienes necesidad de
alguna otra cosa?
La verdad no, porque Tú cuidas de mi en todos sentidos, en todos
aspectos. Tú conoces mis necesidades
incluso antes que yo las vea. Estás ahí
antes que yo te pida ayuda, Tú te adelantas, porque eres Madre y conoces lo que
tus hijitos vamos a necesitar.
Que nada te aflija ni te
perturbe.
Visto así, de verdad no hay nada que nos aflija porque Tú, en las
dificultades, nos ayudas; en nuestros desaciertos, nos iluminas; en las dudas y penas, nos confortas; en las
enfermedades, nos fortaleces; cuando nos desprecian, tú nos animas; en las
tentaciones, nos defiendes; con tu corazón maternal, nos amas; con tu inmenso
poder, nos proteges y en tus brazos de Madre, al expirar, nos recibes. ¿Qué más
hemos de necesitar? Nada, solo darte las
gracias. ¡Felicidades en Tu día!
Por Maria Guadalupe Represas
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