China acaba
de reforzar su marco legal para que los adultos jóvenes sean obligados a hacerse
cargo de sus padres ancianos. A algunos les
puede sonar redundante, pero la realidad de muchos países, como Francia,
Singapur, Ucrania e India los ha llevado a estos extremos, que habla de un mal
mundial que va más allá de las
estadísticas y las cifras económicas
El problema
en el caso de China es el resultado de tres décadas de políticas demográficas
que limitan a las familias a tener solo un hijo. Y donde el gobierno no tiene
los recursos para encargarse de la población que envejece.
Como ellos ,
muchos países en su afán de evitar la pobreza adoptaron medidas poblacionales
extremas que han tenido consecuencias económicas y políticas devastadoras.
Este
problema se ha vuelto una tendencia
generalizada.Los países menos desarrollados, por falta de recursos, solo pueden
apoyarse en la familia para cuidar de las personas mayores. Pero ahora también los países ricos tiene el mismo
problema, pues la crisis económica causada por una población productiva
reducida (de políticas de reducción poblacional también) los ha dejado sin el
ingreso necesario para tener las estructuras de cuidado y manutención de este
sector.
Ricos y pobres acuden ahora a la familia, que
parece responder pobremente.
El problema
tiene una raíz más profunda: ¿Que cultiva una cultura cuya línea conducente es
la utilización de los demás para lograr los propios objetivos?
- Que para limitar el tamaño de las familias usa y recomienda métodos anticonceptivos, esterilizaciones y abortos.
- Que para alcanzar el desarrollo de su población permite la eliminación de sus miembros más vulnerables y menos “productivos” .
- Que para lograr la “libertad” de los individuos condena las relaciones familiares y autoridad de los padres, y fomenta la “independencia” del “yugo” familiar.
- Una respuesta la estamos viendo plasmada en esta “obligación legal” que se impone a los descendientes.
Esta
cultura globalizada produce individuos centrados en su propio ser, cómodos con
el abandono y la eliminación de aquello o “aquellos” que no dan valor
“agregado” a la vida personal.
Por lo que
la reacción lenta e indiferente de los familiares ante las necesidades de sus
progenitores no debe escandalizarnos. Será difícil lograr con el peso de la
ley, lo que no se cultivo como principio de vida: Todos los miembros de la
familia son importantes y cada vida tiene una labor, incluso económica.
Por Ana
Elena Barroso
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