Después del Año de la Fe en 2013, pudimos darnos
cuenta que muchos no creen en Dios, y que la fe es un don, pero
hay evidencias esperanzadoras de que el hombre sigue buscando y de que su corazón le sigue hablando de Él.
A lo largo de la historia el
hombre ha gozado y ha aprendido de las historias que se le cuentan, a través de
sus antecesores, de libros, y en las últimas décadas, de la radio, televisión,
cine y hasta los videojuegos. En los guiones y tramas de muchas películas y
videojuegos de todas las épocas se nota un trasfondo común
Hay un algo en las
historias que se cuentan en todos los medios, algo que aunque se repite, nos
encanta escuchar y ver una y otra vez, no importa los personajes y las
situaciones. Y sin mucho análisis desnuda las aspiraciones más profundas de los
hombres a lo largo de la historia.
¿Por qué el éxito de estas
historias que nos relatan una y otra vez la misma trama? Hay un bien y hay un
mal que están en lucha continua, siempre hay
alguien que llega a salvar la situación, sean superhéroes que salvan a
los hombres u hombres extraordinarios que corren a la ayuda de los demás e
inclusive sacrifican la vida misma por el otro, haciendo que el bien triunfe.
¿No les suena conocido? Para los
cristianos esta historia es muy cercana y ha sido contada desde los principios
de los tiempos: es la historia del amor de Dios por el hombre.
Esta fascinación, entre algunas
otras cosas, nos habla de la fe que todo hombre tiene inscrito muy dentro de su
corazón, sin saberlo. Esa fe que muchos niegan pero que sigue viva en su
interior y que salta de otras formas y en otras áreas.
Basta con observar la búsqueda de
métodos para entender lo sobrenatural, como la magia, las supersticiones y los ritos
que intentan conectarnos con algo que no percibimos con nuestros sentidos. Hay un
sentir que el hombre tiene inscrito muy en su interior, aunque no profese
ninguna fe y no crea en Dios, que le hace percibir que el universo está regido
por algo que la ciencia no llega a explicar y que necesita tocar de algún modo.(1)
¿Qué le dice su corazón al
hombre? ¿Por qué se niega a dejarse amar por el único amor que lo haría feliz?
Ese amor incondicional, luchador y que sacrifica la vida por él. Ése que se plasma
mil y una veces en las pantallas y en las historias que relata y que aspira
tener con todas sus fuerzas.
Por todo esto, el fin del Año
de la Fe nos deja con una luz de esperanza de poder sembrar, aún en los
corazones más recios, su amor, porque muy en el fondo, Él sigue tocando a la
puerta del corazón de todo hombre.
Por Ana Elena Barroso
(1) Meditaciones de Francisco
Fernández Carbajal, noviembre 22 ,23.
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