De acuerdo
al Dr. Carlos Marcin Salazar , Director de la Clínica Mexicana de Autismo “ el autismo
es un trastorno del desarrollo infantil que afecta la interacción y
comunicación humana, describiendo a los niños que lo tienen como niños que
tienen una forma inusual de relacionarse, un tanto retraídos , con escaso
lenguaje o poca comunicación, comportamientos repetitivos extraños, apegados a rutinas,
forma de juego inusual, con falta de reciprocidad emocional hacia las otras
personas”.
A pesar de
la poca información que se tiene de este trastorno en nuestro país, la Clínica
Mexicana de Autismo, situada en León, Guanajuato, ha llegado, a través de
algunas encuestas hechas en el 2010, a
calcular que en México uno de cada 300
niños presenta este trastorno.
En nuestro
país el desconocimiento de las características del trastorno, la precariedad
del diagnóstico y la poca preparación de los padres para identificarla y
entenderla son obstáculos para su desarrollo
y cuidado.
Esta es una
condición que puede producir diferentes reacciones en los padres y personas con
las que conviven, pero generalmente son de confusión al no poder comunicarse
con estos pequeños. Pero en los últimos años, se han abierto accidentalmente
ventanas a la mente de estos niños, a los que en algunos casos se les han
atribuido retraso mental por la forma como se mueven y actúan. Se ha podido ,
de una forma informal, tener acceso no solo a lo que piensan y como aprenden,
sino a una parte más importante de su ser: su corazón y su alma.
Tal fue el
caso de Carly, la niña americana que , con el cuidado y enorme esfuerzo de sus
padres y familiares logro encontrar la forma de comunicarse por medio de una
computadora.(1)
Y el caso
de Verónica, otra niña más pequeña de Escocia, que ha logrado canalizar su
energía descoordinada gracias a una iPad.(2)
Pero mas
alla de hacer conciencia de lo que implica este TEA (trastorno de espectro
autista), lo que brinca es como el juicio anticipado de la situación precaria
de una persona puede llevar a conclusiones erróneas que llevan a discriminar y
devaluar a las personas con este trastorno. Esta actitud de devaluación casi
automática de las personas se repite con muchas otras con capacidades
disminuidas o diferentes.
Lo que
queda claro viendo las frases que logra compartir Carly en su computadora, es
que, independientemente de los niveles de inteligencia o capacidad de comunicación
de una persona, los sentimientos, aspiraciones y deseos son un denominador
común de todos los seres humanos. Inclusive el desarrollo de una solidaridad
que se ve plasmada en abrir un blog sobre lo que les sucede en su interior y
establecer redes de apoyo con otras familias que viven una situación parecida.
Esto nos habla de una área que todos tenemos
en común: el alma y el corazón, que se desarrollan independientemente de las
capacidades intelectuales, físicas, emocionales, o psicológicas.
Esta área
interior del hombre es la en la que la fe católica basa su defensa de la
dignidad de cada persona y la igualdad en valía de todos los hombres. Es ese
espacio en donde todos somos más iguales y valiosos. Por eso insiste en no quedarse
“pegado en las cosas de este mundo”, sino ver más allá del aspecto físico,
intelectual y emocional de una persona, todos ellos características puramente
accidentales de nuestro ser.
El lograr
ver más allá de lo que los sentidos nos dejan ver lograría que los hombres
construyéramos una sociedad más justa y más igualitaria, donde todos tengan la
misma dignidad y no se elimine a nadie por no llegar a ver todo lo que su
interior nos reserva.
Por Ana
Elena Barroso
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