La ciencia ha sido la base del
progreso del hombre y desde su arribo, la religión y la fe, han sido eliminadas
de muchas de las áreas de la vida del hombre. Al parecer el raciocinio y el
método científico como “únicas” bases del conocimiento humano, han ido ganando una batalla en la que a la fe se le ha
atribuido la calidad de lastre y obstáculo para el progreso. Pero la ausencia
de fe, expresada en la religión, no ha dado a la ciencia el triunfo final, como
lo demuestran los últimos hallazgos.
En una encuesta realizada a fines
del 2013 en Estados Unidos, se encontró que la creencia en la existencia de
Dios había declinado en los últimos 8 años de 82% a 74%, de la creencia del
cielo de 75% a 68%, de Jesús como hijo de Dios de 72% a 68%, de una vida
después de la muerte de 69% a 64%.(1). En cambio se encontró un avance en la certeza
del evolucionismo y la Teoría de Darwin de 42% a 47%.
Esta caída en cuestiones de fe se
muestra mucho más marcada entre las generaciones jóvenes que entre las
generaciones mayores, lo que podría llevarnos a pensar que creer en Dios es
cosa anticuada y del siglo pasado y que en las generaciones modernas, las
personas ya han sido “liberadas del lastre religioso y de superstición”, y
ahora creen más en la ciencia.
Dicha encuesta muestra algo inesperado:
las personas han aumentado sus creencias en:
·
Fantasmas (aumentó de 41% a 42%)
·
OVNIS (aumentó de 35% a 36%)
·
Astrología (se mantuvo en el mismo 29%)
·
Reencarnación (aumentó del 21% al 24%)
Y más inesperado aún es el hecho
de que los que más creen en estas teorías son los jóvenes, que se supone
dejaron las viejas creencias religiosas y supersticiones por el convencimiento palpable
y medible de la lógica y la ciencia.
Esta encuesta encontró entre
otros datos, que los jóvenes creen más en fantasmas en un 44% contra un 24% de
las personas mayores y en brujas en un 27% contra un 18%. Quitando a los
jóvenes su aparente “adelanto” en su concepción del mundo gracias a la ciencia.(2)
Es más, en un estudio realizado
por la Universidad de Baylor en 2007, se encontró que la profesión de la
religión cristiana reduce en forma importante las supersticiones sobre los sueños,
los ovnis, casas embrujadas, comunicación con los muertos y astrología. (3)
Parece evidente que la ciencia no
ha conquistado del todo al hombre y que la “liberación” tan anunciada no ha
sido alcanzada. Es más, lo que se alcanza a ver es que la ciencia por sí sola no ha respondido todavía a una faceta del
hombre que sigue latente, y que sigue buscando en qué creer.
Por Ana Elena Barroso
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