Hoy nos hará bien a todos que nos preguntáramos sinceramente: ¿en quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús?
Todos
tenemos muchas veces la tentación de ponernos en el centro, de creernos que
somos el eje del universo, de creer que nosotros solos construimos nuestra
vida, o pensar que tener, dinero, poder es lo que da la felicidad.
Pero todos sabemos que no es así. El tener, dinero y poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos. Y terminamos empachados pero no alimentados, y es muy triste ver una sociedad empachada pero débil.
Los bautizados tenemos que ser fuertes, alimentados de la fe, y no empachados de otras cosas. ¡Poner a Cristo a en nuestra vida, poner nuestra confianza en Él y no quedaremos defraudados!
La fe hace
una revolución, nos quita del centro y pone en el centro a Dios; la fe nos
inunda de su amor que nos da seguridad, fuerza y esperanza. Aparentemente
parece que no cambia nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, cambia
todo. Cuando está Dios en nuestro corazón habita la paz, la dulzura, la
ternura, el entusiasmo, la serenidad y la alegría, que son frutos del Espíritu
Santo, entonces y nuestra existencia se transforma, nuestro modo de
pensar y de obrar se renueva, se convierte en el modo de pensar y de obrar de
Jesús, de Dios.
Pon a Cristo en tu vida, Él te espera, escúchalo con atención y su presencia entusiasmará tu
corazón.
Pon a Cristo en tu vida, Él te acoge en el Sacramento del perdón, con su misericordia cura todas las heridas del pecado. No le tengas miedo a pedirle perdón, porque Él, en su tanto amor nunca se cansa de perdonarnos, como un padre que nos ama.
Pon a Cristo en tu vida, Él te espera también en la Eucaristía, Sacramento de su presencia, de su sacrificio de amor, y Él te espera también en la humanidad de tantas personas que te enriquecerán con su amistad, te animarán con su testimonio de fe, te enseñarán el lenguaje del amor, de la bondad, del servicio.
Editado de la homilía del Papa Francisco en la JMJ 26/07/2013
Pon a Cristo en tu vida, Él te acoge en el Sacramento del perdón, con su misericordia cura todas las heridas del pecado. No le tengas miedo a pedirle perdón, porque Él, en su tanto amor nunca se cansa de perdonarnos, como un padre que nos ama.
Pon a Cristo en tu vida, Él te espera también en la Eucaristía, Sacramento de su presencia, de su sacrificio de amor, y Él te espera también en la humanidad de tantas personas que te enriquecerán con su amistad, te animarán con su testimonio de fe, te enseñarán el lenguaje del amor, de la bondad, del servicio.
Déjate amar por Jesús, es un
amigo que no defrauda.
Editado de la homilía del Papa Francisco en la JMJ 26/07/2013
“María, te pido que me
enseñes a seguir a Jesús. Que me enseñes a ser discípulo y misionera. Como Tú,
quiero decir sí a Dios. Te ruego que intercedas por mi, para que mi corazón
estén dispuesto a amar a Jesús y a hacerlo conocer y amar por mis hermanos.
Señor, quiero ponerte en el centro de mi vida, para que todo mi decir y mi
actuar este, siempre, referidos a Ti…”
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