LOS BENEFICIOS PERDIDOS DEL MATRIMONIO



El matrimonio, vocación de vida promovida por la fe católica y la iglesia, ha venido decayendo en las últimas décadas ante una cultura ‘autosuficientista,’ que lo condena por no cumplir con los requisitos de libertinaje y hedonismo requeridos para la ‘felicidad’ personal que defiende. Pero la sabiduría de una vocación así se está dejando ver cada vez más al contrastar con la satisfacción que las alternativas de hoy han dado al hombre y mujer modernos. Los beneficios del matrimonio llegan inclusive hasta el área económica.

Un ejemplo de los beneficios económicos que brinda el matrimonio a las mujeres y hombres, es el ‘bono nupcial’, es decir, el aumento que se registra en los ingresos de ambos cónyuges cuando viven juntos. Beneficio que no experimentan las personas que deciden mantenerse solteras y que, según las estadísticas, son cada vez más en los países desarrollados (25% de hombres de 25 años, en 2102) y que muchas veces, no se casan por no tener los medios económicos para sostener una familia. (1)

Este bono ha sido estudiado más a fondo por los investigadores Alexandra Killewald y Margaret Gough de la Universidad de Harvard, para encontrar las razones embebidas en el matrimonio que causan este efecto positivo para los esposos y las esposas. (2)

Según estos estudios, la razón principal para esta mejora en ingreso es la especialización del trabajo que se da en el hogar cuando la mujer se dedica más al mantenimiento del mismo, dejando al hombre más tiempo para su trabajo, y por lo tanto para producir un mayor ingreso.

Además, encontraron que este efecto no solo mejoraba los ingresos de los hombres, sino también el de las mujeres, cuando todavía no llegan los hijos.

Los investigadores creen que debe haber razones más profundas, pues esta causa principal no explica por completo el efecto del bono. Entre las que mencionan están: el incremento en la necesidad de responsabilidad en los hombres al casarse y tener hijos, aspecto que en las mujeres ya está presente inclusive antes de contraer nupcias, en donde la presión de ser proveedoras principales no es tan marcado.

 

Estos estudios nos dejan ver con evidencia palpable que el matrimonio tiene beneficios en muchos aspectos, inclusive mayores que los que existen viviendo solos, pues al quedarse sin pareja, se puede estar sacrificando la misma estabilidad económica que estos solteros buscan proteger.

’El futuro depende, en gran parte, de la familia, quien lleva consigo el porvenir mismo de la sociedad; su papel especialísimo es el de contribuir eficazmente a un futuro de paz”. 
 Juan Pablo II. (3)

 

Pero no solo el bono nupcial debe sonar atractivo para dar apoyo social, político y mediático al matrimonio. Tiene en sí toda una gama de beneficios personales, espirituales y sociales como el cuidado personalizado de los niños, ancianos y débiles, entre muchos otros que la Iglesia ha subrayado por décadas sobre esta vocación que Dios instituyó sabiamente como sacramento.

                        




 

Comentarios