El Señor Jesús se ha donado y sigue donándose a nosotros, para
llenarnos de toda la misericordia y la gracia del Padre. Somos nosotros, por
tanto, los que podemos convertirnos en cierto sentido en jueces de nosotros
mismos, auto condenándonos a la exclusión de la comunión con Dios y con los
hermanos, con la profunda soledad y tristeza que esto produce.
En este año que comienza:
No nos cansemos,
por tanto, de vigilar nuestros pensamientos y nuestras actitudes, para
pregustar desde ahora el calor y el esplendor del rostro de Dios.
Será bellísimo
ese Dios que en la vida eterna contemplaremos en toda su plenitud.
¡Adelante!
Pensando en ese juicio que comienza ahora, que ya ha empezado.
¡Adelante!
Haciendo que nuestro corazón esté abierto a Jesús y a su salvación, y
¡Adelante!
Sin tener miedo, porque el amor de Jesús es más grande, y si nosotros pedimos
perdón por nuestros pecados él nos perdona. Jesús es así.
¡Adelante con esta
certeza, que nos llevará a la gloria del cielo!. De la homilía del Papa Francisco, 11/12/2013.
“Jesús, Tú vienes a nosotros como un niño. ¿Qué demostración de amor
puede haber más grande que ésta? Jesús, en tu Encarnación,.
Tú asumiste nuestra
carne, ahora quiero darte yo mi vida entera para que de este modo puedas venir
al mundo otra vez y transformarlo. ¡Ven, Señor! ¡Ven y quédate en mi corazón
para siempre…”
por Cuca Ruiz
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