SEMANA SANTA OLVIDADA Y EL REINADO DEL SUFRIMIENTO SIN SENTIDO

 
 
 
Hace más de 2.000 años le llegó la Hora a Jesús: “Ha llegado la hora…me siento agitado. ¿Le pido al Padre que pare el reloj del Plan de salvación?” Pero el Padre, no paró el reloj, no adelantó las manecillas. Simplemente, dejó que se cumpliera la Hora. Y el Hijo fue detenido, procesado, condenado, ejecutado. Así se cumplió la Hora de la salvación del género humano. No es la hora del calendario civil.
 
 Es la Hora en lengua bíblica, es decir, el designio de Dios, el plan de Dios, en una palabra, la voluntad de Dios. Y Jesús afrontó esa Hora con decisión, con valentía, con obediencia, con amor, pero sin ahorrar dolor y sufrimiento en el cuerpo, en el alma, en el espíritu.
 
 
 
Muchos de nuestros hermanos están atravesando en este momento la Hora amarga: sufrimientos personales, familiares, sociales, políticos, económicos, nacionales, internacionales…. Hora permitida por Dios, pero muchas veces querida por hombres sin escrúpulos y sin el santo temor. 
 
 
 Ya apuntó el Papa Francisco algunas de esas espinas en su exhortación “Evangelii gaudium”: economía de la exclusión, idolatría del dinero, dinero que gobierna en vez de servir, inequidad que genera violencia, persecución de cristianos, indiferencia relativista, familias destruidas y frágiles en sus vínculos. Otras cruces duras que son el pan nuestro de cada día. Mis hermanos y yo, querríamos que esa Hora pasase ya. Pero, ¿lo querrá Dios? Nuestro Padre Dios en respuesta a este deseo envía a su Hijo al sufrimiento; llegó el Hijo y cargó con la cruz sin rechistar, pues era la Hora del Padre para salvarnos.
 
 
 Los cristianos aprendemos así el sentido que el Hijo dió al sufrimiento: purificador de los pecados propios, redentor de las almas, colaboradores con Él en la salvación de los hombres. Por tanto, la Hora del sufrimiento es, en efecto, la hora de la verdad, de esas grandes verdades.
 
 
 
También a nosotros tarde o temprano nos llega la Hora. Cada quien piense cuál es su Hora ¿si está bien la manecilla del propio reloj que marcará la Hora de Dios? ¿qué color tiene el reloj que marcará esa Hora de Dios?
 
Cada quién piense si algo ha explotado o está a punto de explotar en su vida o en la vida de su familia, algún suceso impredecible, alguna enfermedad, alguna muerte que desestabilizará nuestra vida, que nos arrojara al suelo, que nos sacudirá profundamente…Sí, la Hora de Dios es terrible, incomprensible, pero necesaria y debe cumplirse. El sufrimiento y la muerte son un trámite para la resurrección, la eternidad y la gloria. Por tanto, la Hora de Dios es la Hora del Padre lleno de ternura y misericordia que busca la oveja perdida y salva a la pecadora arrepentida. Del texto del P Antonio Rivero LC, en Zenith.org, el 22/03/2015.
 
 
 
“Señor Jesús, … para que tenga la lámpara de Tu Gracia encendida en mi alma…… para que haya perdonado todas las ofensas y agravios y que no tenga rencor por nadie…para que haya saldado todas mis deudas…para que sea una oración viviente porque Tú estas en mi y yo en Ti…para que así este preparada cuando se cumpla en mí tu Hora, cuando Tú quieras, donde Tú quieras, como Tú quieras y el tiempo que Tú quieras….Virgen Santísima, madre mía, ruega por mi ahora y en la hora de mi muerte…”
 
 
CON UN ABRAZOCANTA Y ORA


 Por CUCA RUIZ

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