Si
eres mujer ...
.... y estás separada y has dejado tu vida espiritual, sacramental o de
vida interior. Has atravesado un divorcio y te sientes relegada o abandonada en
tu interior por estar en esta situación. Te has divorciado pero has encontrado
una vida nueva viviendo al lado de otra persona y extrañas tu vida de reflexión y fe en
Dios. Cohabitas con tu pareja y sientes hambre de un amor mas estable. Te has vuelto a casar con tu nueva pareja, pero no pudiste hacerlo por la
Iglesia, pero tu corazón necesita estar cerca de Dios. Eres madre soltera , has
tenido un aborto o si tus preferencias sexuales te han llevado por caminos inesperados
y tu fe en Dios sigue como llama en tu corazón y quieres estar cerca de Él…
...este sínodo de la familia tiene algo especial para ti, porque viene a mostrar
la riqueza de la acogida universal que la fe católica siempre ha enseñado y
trata de buscar los medios que hacen falta en la práctica para acercar el amor
de Jesús a tu corazón.
Así lo
dejó ver el Arzobispo de Chieti-Vasto, Mons. Bruno Forte, durante el inicio de
actividades, recordando que el Sínodo de los Obispos sobre la familia “no es
doctrinal sino pastoral” y que busca
hacerle frente a las nuevas realidades, “a los desafíos ante los que la Iglesia
no puede quedar insensible”. 1

Profundizando
en esta urgente actitud de acogida hacia todos y de la actitud de misericordia
hacia las familias heridas, Erdö ha explicado que la integración en la Iglesia
de los divorciados vueltos a casar “puede hacerse de diversas formas”, pero ha
insistido en que el acceso al sacramento de la eucaristía no es posible para
ellos. Por otro lado, para Erdö, las parejas separadas y divorciadas, pero que
no se han vuelto a casar “deben ser ayudadas por la Iglesia en la vía de la
reconciliación”. 3
Las
reuniones del Sínodo han resultado muy fructíferas al poner en el reflector lo
que la fe católica insiste y que este año se ha convertido en el tema central
de las celebraciones del Año Santo de la Misericordia: acogida y
acompañamiento. Algo que muchos de los católicos no experimentamos o no
practicamos porque nos hemos quedado alejados de nuestras parroquias e inactivos
en nuestra vida espiritual.
Pero, ¿Qué nos deja a nosotras las mujeres,
que estamos en situaciones complejas, estas reflexiones iniciales del Sínodo?

Es
esencial que como católicos aprendamos a vivir y experimentar en forma personal
las virtudes que la fe cultiva como son la esperanza, la caridad que es amor,
la castidad, que se recomienda a todos los católicos sin importar el estado de
vida o preferencia sexual, la sencillez y templanza, la prudencia, la justicia que
nos hace mejores ciudadanos y la fortaleza que nos ayuda a salir adelante a
pesar de las dificultades.
Hay
que abrirnos a las propuestas de nuestra fe que busca protegernos como mujeres
en el aspecto de las relaciones de pareja, en donde se promueve el compromiso, la
responsabilidad y entrega total y fecunda en el matrimonio. Esto requiere un
esfuerzo de nuestra parte, definitivamente, pero en esta dinámica de mejorarse
a uno mismo se encuentra ya parte de los beneficios que la práctica de una fe
aporta a nuestra vida.
Aprovechemos
esta oportunidad que nos brinda un evento que puede sonar lejano y acartonado
como lo es un Sínodo y démonos una oportunidad de rescatar esa fe que traemos
muy dentro de nuestra alma de mujer.
Por
Ana Elena Barroso
(3)
IDEM
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