En la entrega de los Oscares de este 2016, el tema central
de la ceremonia no fue la calidad de las películas, su producción, realización
o el nivel de los actores que les dieron vida. El hilo conductor y parámetro de
evaluación para conceder la deseada presea fue las historias que contaban. La mayoría
de las producciones nominadas giraban alrededor de la victimización del hombre
por el hombre mismo y el sufrimiento de aquellos caídos.
Siguiendo la temática de la ceremonia, la ganadora del Oscar
a Mejor Película fue: “En primera Plana” que desarrolla la investigación de un
caso de pederastia en la ciudad de Boston en Estados Unidos en el 2001 por
parte del periódico “The Boston Globe”. Para sorpresa de todos los invitados,
los ganadores en el podio dedicaron este triunfo como mensaje al Vaticano y al
Papa Francisco.
Al día siguiente el Vaticano publicó en su sitio web una
reflexión muy interesante de Lucetta Scaraffia sobre la película y su tratamiento,
insistiendo que no es una película anti Católica.
Transcribimos completo el mensaje por ser sumamente balanceado
y claro:
Trata sobre la gravedad del problema de pederastia que abate a muchas
instituciones como iglesias, escuelas públicas, familias, centros deportivos y
recreativos entre otros y la importancia de que se le dé foro de atención
mundial. Además subraya la necesidad de impulsar un periodismo investigativo equilibrado
que presente todos los lados de un problema tan complejo.
A continuación reproducimos la reflexión respuesta para que
saquemos una conclusión propia:
Dos Óscares a «El caso Spotlight»
· No es una película anti católica ·
29 de Febrero de 2016
Ciertamente, en la narración no se da espacio a la lucha continuada y
tenaz que Joseph Ratzinger, como prefecto de la Congregación para la doctrina
de la fe y como Papa, llevó adelante contra la pedofilia en la Iglesia. Pero en
una película no se puede decir todo, y las dificultades que encontró Ratzinger
no hacen más que confirmar la tesis de la película, es decir, que muchas veces
la Institución eclesiástica no ha sabido reaccionar con la necesaria
determinación ante estos crímenes.
Ciertamente, y lo sabemos todos, los niños son seres indefensos y, por
lo tanto, víctimas privilegiadas de abusos también en las familias, en los
círculos deportivos, en las escuelas laicas. Los monstruos no llevan
exclusivamente la sotana. La pedofilia no deriva necesariamente del voto de
castidad. Pero está claro que en la Iglesia demasiados se han preocupado más de
la imagen de la Institución que no de la gravedad del hecho.
Todo esto no puede justificar la culpa gravísima de quien, visto como
representante de Dios, se sirve de esta autoridad para aprovecharse de los
inocentes. Esto en la película está bien narrado, dando espacio a la
devastación interior que estos actos generan en las víctimas, que no tienen ya
ni siquiera un Dios a quien encomendarse, a quien pedirle ayuda.
El hecho de que de la ceremonia de los Óscares haya salido un
llamamiento al Papa Francisco para que combata este flagelo debe ser visto como
un signo positivo: hay aún confianza en la Institución, hay confianza en un
Papa que está continuando la limpieza iniciada por su predecesor ya como
cardenal. Hay aún confianza en una fe que lleva en su corazón la defensa de las
víctimas, la protección de los inocentes. (1)
http://www.lastampa.it/2016/03/10/vaticaninsider/es/reportajes-y-entrevistas/lucha-contra-la-pederastia-scicluna-la-lnea-de-papa-benedicto-contina-TnzGsHAtpHVMNMRJPSpGWN/pagina.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter
Por Ana Elena Barroso
@mujer_catolica
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