LO QUE UN SACERDOTE CASADO PUEDE ENSEÑAR A LA IGLESIA


 

El concepto de la virginidad en esta época de endiosamiento del sexo y del reinado de los impulsos como método de alcanzar la libertad puede sonar anticuado y hasta contra natura. En el caso del celibato que se vive en el sacerdocio dentro de la Iglesia Católica inclusive ha sido culpado de la disminución de las vocaciones sacerdotales y hasta se le ha señalado como raíz de los abusos sexuales perpetrados por algunos sacerdotes. Pero las vivencias de los sacerdotes que son casados y profesan dentro la Iglesia Católica de Rito Oriental y Bizantino nos muestrn una perspectiva que lleva a cuestionar este razonamiento mediático trillado.

 
El testimonio de uno de estos sacerdotes católicos de rito oriental, párroco de San Vladimiro, en Posadas y encargado de la Comunidad Greco-Católica Ucraniana en la Arquidiócesis de Barcelona, habla de aspectos muy prácticos con los que los sacerdotes casados tiene que lidiar. Entre ellos y el más prominente es el problema de obtener el sustento para sus familias, que generalmente son numerosas, por lo que tienen que conseguir un empleo además del trabajo en la parroquia que atienden y eso les quita tiempo de atención a los feligreses. No se diga de la atención que deben a sus hijos y su esposa “imosh”, que el tiempo y la tradición de sus parroquias les ha enseñado que necesitan dar una preparación especial  a estas mujeres para poder desarrollarse como esposa de un sacerdote, por lo que esta vida implica para ellas.(1)

El problema incluso llega al campo de lo legal y  fiscal, pues los impuestos que, por lo menos en España se les asigna a los párrocos, no se los pueden dar a aquellos que están casados.(2) Además de los problemas de herencia que parece acarrear el hecho de que los bienes de la Iglesia queden en manos de los descendientes del sacerdote.(3)

 

Es más, “en el Sínodo episcopal sobre la Eucaristía (2005) Benedicto XVI lo puso a consideración de los prelados. La principal oposición provino de los obispos de rito oriental en cuyas iglesias es opcional. Afirmaron que, lejos de ser una solución, el presbítero casado conlleva muchos problemas, entre ellos su falta de disponibilidad para ponerse al servicio de la comunidad.” (4)

La experiencia histórica de estas ramas de la Iglesia Católica y de algunas iglesias protestantes confirman también que los problemas de los escándalos de sacerdotes, cuya incidencia es igual o menor a la de la población civil, no son exclusivos de los que son célibes en la tradición latina, sino se han presentado también entre clérigos católicos casados de rito ortodoxo y oriental y pastores protestantes. Esto desmiente que el celibato sea un factor determinante en su ocurrencia:


·        “La revista evangélica norteamericana "World" publicó recientemente un duro reportaje en el que revela que también los ministros evangélicos casados se han visto envueltos en escándalos tanto o más graves que los que han afectado a la Iglesia Católica.

·        "La iglesia protestante tiene un severo problema por su propio lado: consejeros pastorales que abusan de sus aconsejados", dice la revista, y explica que el abuso del ministerio para obtener provechos sexuales "es un fenómeno creciente".

·        "Lo sorprendente de esto es que los católicos no están solos", declara el pastor luterano John Lundin, fundador del Instituto para Traumas Sexuales, al comentar el artículo de "World" en el que tres ministros de diferentes denominaciones evangélicas admiten sus abusos, a pesar de que ninguno de ellos tiene un compromiso de celibato.

·        La revista señala también que el clero de las diversas religiones no tiene más inconductas sexuales que el promedio de la población y probablemente tenga menos, pero reciben un escrutinio muy intenso a raíz del grado de confianza que su función requiere.

·        "Hasta dónde llega el problema es algo que la mayoría de denominaciones no puede conocer con eficacia", señala Ian Evison del Instituto Alban de Bethesda, dedicado al asesoramiento de iglesias protestantes. Más aún, señala que si las cifras son imprecisas en el caso de los católicos, son "absolutamente nebulosas" en el caso de los protestantes.

·        "Eventos de pedofilia han ocurrido en la iglesia episcopaliana", reconoció recientemente la agencia religiosa Episcopal News Service, al revelar acuerdos extrajudiciales por 105 millones de dólares. Además, reconocen que existen otros problemas relacionados con la inconducta sexual que lleva a que el índice de divorcio de ministros casados sea idéntico al de la población en general.

·        Por ello, según Evison, señalar que el celibato es la fuente de los problemas que enfrenta la Iglesia católica es "difícil de sostener a la luz de lo que ocurre con las iglesias protestantes". " Los protestantes somos prueba viviente de que puedes tener serios problemas de abusos aún sin celibato", concluyó el experto.” (5)

 

Como se puede constatar el celibato no es el problema. El celibato es un carisma, es una capacidad o don para llevar a plenitud la vocación a la que se siente uno llamado y elige libremente, ya sea  civil o religiosa. En este carisma que ha sido apreciado dentro de la fe católica desde el Antiguo Testamento y hasta el Apocalipsis, y que no es un invento de la jerarquía eclesiástica, el amor a Dios es apreciado como un don mayor al del matrimonio o al del amor puramente humano: “ Es simplemente una manera radical de vivir el amor cristiano.” (6)

El problema, más bien, puede radicar en que el celibato se tome como una ley obligatoria o requisito burocratico, en vez de ser la expresión externa de una total convicción interna de la grandeza del amor célibe que se quiere vivir. Para eso, sería recomendable que se mejorara la forma de elegir y discernir una vocación al sacerdocio católico, para que los candidatos puedan encontrar la forma de desarrollar su llamado escogiendo entre las diversas formas de entrega al servicio de Dios dentro de la Iglesia: como laico, diacono, consagrado, sacerdote o monje de los tan variados y diferentes ramas y grupos que la conforman.
 

Otra arista del problema, como menciona en su testimonio el párroco casado de San Vladimiro, es el abandono y soledad en el que se dejan a los sacerdotes y párrocos en muchos lugares del mundo:

“Desde mi formación en el seminario de Villa Devoto y luego en el ejercicio del ministerio en Misiones, Mercedes y España, pude ver que la soledad de los curas párrocos, sobre todo en lugares alejados, es una especie de locura que los obliga a vivir solos, lejos unos de otros, casi sin vida de pertenencia con su colegio presbiteral. Recuerdo haber recorrido lugares inhóspitos, alejados, y sentir compasión por la soledad de algunos presbíteros.” (7)

 

Esta parte concierne a todos los fieles que pertenecen a la Iglesia y es un área en la que mucho se puede hacer para apoyar y cuidar de la vida y la entrega de todos esos sacerdotes que acercan a Jesús a cada persona todos los días.

 

Por Ana Elena Barroso    @mujer_catolica

 

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Gracias!
      Tratando de encontrar el fondo de razón que sostiene nuestra fe y tradición.

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  2. Muy Acertado comentario! Debemos acompañar también nosotros a nuestros Sacerdotes, espiritual y físicamente.

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  3. Muy Acertado comentario! Debemos acompañar también nosotros a nuestros Sacerdotes, espiritual y físicamente.

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    1. Lo que me pregunto es: ¿Cuándo fue que empezamos a dejar a nuestros párrocos solos?

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