SOY LA MAMA DE…



 

Siempre que nos encontramos con alguien de la escuela de los hijos nos presentamos como: “Soy la mama de fulanito”. Es interesante como perdemos o cedemos nuestra personalidad por amor a los hijos. Siempre queremos estar a su lado como la Virgen María, calladas y humildes. De esta manera tratamos de adivinar lo que necesitan y buscamos siempre dárselos, aunque algunas veces errando sus deseos y causándoles pena o malestar, sobre todo si ya pasaron la infancia y están en plena pubertad.

Al menos así entiendo la maternidad y la he vivido y creo que las que me leen estarán de acuerdo, pues es un gran don y más aún, encauzar a nuestros pequeños en los avatares de la vida, conociendo y llevándolos a las manos de María, a quien debemos pedirle que nos acompañe para estar siempre a su lado.

 

María entiende muy bien a sus hijos y se mueve a ayudarlos, con una presencia sobrenatural, los hijos aceptarán los retos de la vida así como nosotras, sus madres.
 
Con alegría y renuncia por amor los guiamos en su infancia para el despegue final en sus vidas, para que sepan elegir su camino y se sientan plenos y confiados y nosotras muy orgullosas de decir: “Soy la mama de…”
 

María del Pilar Barroso Losada

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