La ola moderna de una libertad y tolerancia mal entendidas
ha arrastrado a varios grupos vulnerables al olvido, el abandono y hasta la
eliminación por parte de los más fuertes y poderosos. Entre estos grupos
encontramos a las mujeres, niños, personas con discapacidad y personas de la
tercera edad. Además encontramos a otro que parecieran haber alcanzado la
aceptación y la normalización de sus vidas con la cultura de “vivir y dejar
vivir” que hoy impera socialmente: la comunidad homosexual. Pero las
estadísticas en países desarrollados, donde más “libres y aceptados” pueden
vivir, muestran otra realidad. Reflejan que llevar relaciones homosexuales,
casarse y criar hijos no los ha llevado a ser felices, pues se encuentran en un
grave riesgo de suicidio.
Este descubrimiento impactante ha sido resultado de recientes
estudios en Suecia, un país líder en la aceptación de la homosexualidad donde,
al comparar el riesgo de suicidio en la población heterosexual con la de la
homosexual, se encontró que la del segundo es más alto (1).
No solo eso, además
se encontró que entre las parejas casadas homosexuales este riesgo se
triplicaba con respecto a las parejas heterosexuales.(2)
Lo que nos lleva a pensar que las soluciones que parecían defender sus derechos humanos solo han logrado acorralarlos más en su desesperación y hace evidente que no se ha respondido a sus necesidades.
Por otro lado la aceptación de las relaciones homosexuales
como normales han expuesto a los miembros de su comunidad, en estos últimos
años, a un incremento en el contagio de enfermedades venéreas mortales y incapacitantes,
como lo son el SIDA, la sífilis, la gonorrea y clamidia, Hepatitis, VPH, y
herpes que al cabo del tiempo pueden desencadenar el desarrollo de cáncer de
ano, recto y boca, dejándolos en una posición de extremo riesgo, pues siguen
constituyendo la gran mayoría de los enfermos de estos padecimientos.(3) Esto
ha llevado a muchos de ellos a la perdida de la salud, del ingreso, gastos
desorbitantes en servicios médicos e
incluso la muerte (4). Y se les ha dejado de atender los diferentes problemas de salud mental que presentan en un nivel marcadamente más alto que la población heterosexual. (4a)
Entre las características de estas relaciones que han contribuido a esto está el hecho de que tienen muchas parejas sexuales en el curso de su vida. Se considera un promedio al alza de 27 parejas promedio por año, que no solo aumenta las probabilidades de ser infectado, sino cultiva un ambiente de inestabilidad emocional y social que los deja expuestos en su vida personal, social e inclusive patrimonial.(5)
En la actual sociedad campeona de la libertad, de la
transparencia en la información, el estilo de vida homosexual se ha presentado como uno más y la más de las veces hasta
atractivo, sofisticado y aspiracional. Pero no se menciona nada de los hechos
reales de esta forma de vida, ni se previene de los riesgos que ésta acarrea.
Si en realidad lo que se busca es defender los derechos
humanos de los miembros de la comunidad homosexual en el mundo, lo mínimo que
se debería hacerles llegar la información de lo que sucede en las comunidades
avanzadas que ya son “aceptadas y libres”, para que ellos puedan tomar sus decisiones
bien informados e informar a la población en general para que no se vean engañados
por una imagen mediática lejana a la realidad.
Pero para ir al fondo del asunto y por el bien de ellos y de
todos, la sociedad, que se ha escudado en una “tolerancia” indiferente , tiene
que ocuparse de sus necesidades. Es evidente que no solo no han sido atendidas,
sino que han sido ignoradas o manipuladas, como muchas veces lo ha hecho ver la
Iglesia Católica que ha acogido a miles que han sido abandonados a su propia
suerte.
El Papa Francisco en
su carta apostólica “Amoris Laetitia” refleja la conciencia de la Iglesia sobre
las dificultades por las que atraviesan los homosexuales y sus familias. Su
enseñanza siempre ha sido, a diferencia de la cultura moderna, informar de los
riesgos que estas relaciones tienen e insistir en el trato y atención que todos
deben brindarles:
“Con los Padres sinodales, he tomado en consideración la situación de
las familias que viven la experiencia de tener en su seno a personas con
tendencias homosexuales, una experiencia nada fácil ni para los padres ni para
sus hijos. Por eso, deseamos ante todo reiterar que toda persona,
independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y
acogida con respeto, procurando evitar « todo signo de discriminación injusta
», y particularmente cualquier forma de agresión y violencia.” (6)
Por Ana Elena Barroso
@mujer_catolica
(4)
http://www.cdc.gov/msmhealth/STD.htm
(4a) http://www.thenewatlantis.com/publications/number-50-fall-2016
(5) http://factsaboutyouth.com/posts/promiscuity/
(4a) http://www.thenewatlantis.com/publications/number-50-fall-2016
(5) http://factsaboutyouth.com/posts/promiscuity/
Comentarios
Publicar un comentario