En la mitad del ADVIENTO. ¿Cómo están nuestros
caminos?.
Todos sabemos que falta poco para que llegue la
Navidad y ahí andamos corriendo, hasta
hemos hecho una lista para que no se nos olviden las "cosas" que
tenemos que hacer, regalos, alimentos para la cena de Nochebuena o la comida de
Navidad, ¡y los turrones!, ah, eso si no nos pueden faltar, y los vinos otra
cosa importante para brindar.
Cada quién, según sus posibilidades, trataremos que
esa noche o día, se pueda celebrar lo mejor posible y sobre todo, si es que
llega a ser en nuestra casa, quedar con el mejor de los éxitos.
Todo esto está muy bien, pero, ¿cómo están nuestros
caminos?. Los "caminos "de nuestro
interior, los "caminos" de nuestro corazón.
Hace muchísimos años, Juan, comenzó a predicar la
penitencia, un bautismo para el perdón de los pecados y su arrepentimiento, es
tiempo de mortificación por eso vemos que los sacerdotes visten de color morado
al celebrar la misa, y todavía muchos
miles de años antes, podemos leer al profeta Isaías :- "Ha resonado una voz en el desierto :
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos . Todo valle será
rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los
caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de
Dios".
Es ahora cuando ha llegado nuestro tiempo. ¿Cómo
preparamos esos "caminos" sin allanar las crestas de nuestra
soberbia, de nuestra altanería, sin poner rectos nuestros deseos de ambición
cambiándolos por generosidad, sin suavizar esa aspereza pidiendo perdón o
dándolo con un gesto de amor?.
Es el momento de pensar, de "bucear" en
nuestro interior para ver si nos hace falta cambiar nuestro modo de ser,
cambiar nuestra vida para poder ofrecer
"algo", para poder "regalarle" algo al Hijo de Dios que ya
no tarda en llegar, que ya no tarda en aparecer en nuestra Historia, siendo El
Señor y Dueño de la misma, y sin embargo
lo vamos a ver naciendo en la más profunda humildad y
solo y únicamente por amor.
Es tiempo de regalar y de recibir regalos, todo está
bien.
Pero El solo vino a buscar mi corazón para que lo ame,
¿se lo daré?.
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