Botar
y votar son dos verbos de acción. Se conjugan igual, pero hay que tener cuidado
cuando los aplicamos. Son muy parecidos
en su ortografía, pero muy diferentes en sus significados y por lo mismo, en
sus resultados o consecuencias.
Vemos
por ejemplo que es muy importante botar
la basura en su lugar, o botar la ropa en el cesto de lo que tenemos que lavar.
Hay que botar la pelota para que ganemos un juego, por eso la lanzamos con energía.
Debemos botar los residuos tóxicos, como por ejemplo pilas de linternas en
contenedores especiales. Y no digamos si lo que botamos son residuos de
enfermos hospitalizados: siempre hay que arrojarlos en un cubo designado para
eso.
Pero
también tenemos la obligación de botar pensamientos negativos arrojándolos de
nuestra mente porque nos impiden el crecimiento personal. En ocasiones tenemos
la penosa obligación de botar a un estudiante, expulsándolo por su mala
conducta. A veces en el trabajo vemos como botan a algún compañero al
despedirlo por no dar el ancho.
¿Pero
qué podríamos decir del verbo votar?
Aparentemente no es importante, pero si lo analizamos bien, al votar estamos
eligiendo a una persona, nominando a un candidato, aprobando o vetando la
propuesta de una ley. Votamos según nuestros criterios y nuestra formación,
según nuestra convicción y nuestro anhelo. Señalamos al votar el rumbo que debe
seguir la sociedad. ¡Estamos
construyendo nuestro futuro como país!
Votar no es opcional. Es
un deber cívico. Estamos señalando algo que personalmente nos convence, para
luego no pasarnos el tiempo renegando, fustigando, reclamando, o violentando el
estado de derecho. Esa es la consecuencia de que en su momento no votamos y por
lo tanto no participamos con nuestro derecho ciudadano en la toma de decisiones
básicas para nuestro mejor desarrollo como sociedad.
Pero
aún hay más: debemos votar porque el
futuro es de nuestros hijos, y ellos aprenden de lo que hacemos, más que de lo
que decimos. Ellos saben perfectamente
que es una fiesta nacional cuando ejercemos el voto y que nosotros hemos
participado. Y que si no votamos, luego no vale quejarse, porque estaremos
construyendo ciudadanos amargados, descontentos y pusilánimes.
Por
todas estas razones, NO BOTES la
idea de votar. Mejor levántate, analiza propuestas y candidatos, ideologías de
los partidos, pros y contras de cada uno de ellos y VOTA DE MANERA INFORMADA, que es lo que todo buen ciudadano
tiene como un derecho que consumar y una
obligación que cumplir.
Por :Dulce María Fernández G.S.
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