LOS MAESTROS SON HUMANOS,TAMBIÉN SUFREN CRISIS DE LOS 40

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Maestro:
¡De pronto te das cuenta que has rebasado los 40s! ¡Es en esa fiesta de cumpleaños cuando contienes la respiración (quizá con dificultad ya) para apagar las velitas, o cuando caes en la cuenta de que solo ponen velas de números...o cada velita representa una década! Algo esta cambiando, tu rendimiento, tus fuerzas, tu digestión, tus rodillas, al verte al espejo son más evidentes las ojeras, las patitas de gallo, las comisuras de los labios son más marcadas, el pelo escasea, las canas son evidentes.

En esta etapa se presenta la
crisis de la mitad de la vida, algunos le llaman también crisis de la segunda adolescencia; se produce una evaluación de la vida en base a la comparación entre las metas fijadas y los logros, se puede experimentar una sensación de estancamiento, y vive en forma egocéntrica y sin mucha proyección hacia el futuro. Etapa de reevaluación que se extiende a las relaciones personales, intimas y otros aspectos del estilo de vida; sucede debido a un cambio en la orientación en el tiempo de las personas. En vez de pensar en el período de su vida desde el punto de vista de los años que ya ha vivido, la gente empieza a pensar en el tiempo que le queda por vivir.



El adulto medio comúnmente debe cuidar a dos generaciones: sus padres y en el mejor de los casos sus hijos. Pues cada vez más adultos en estas edades se encuentran solos, porque nunca se casaron, o porque están divorciados, Esto puede generar algunas tensiones y/o depresiones a nivel personal,  una situación de "presión en el ciclo de vida”.

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La persona en cuestión, ccomienza a darse cuenta de que posiblemente no puede hacer todo lo que quiere y está ansiosa (muchas veces desesperadamente) de sacar el máximo provecho de sus años restantes. Esta comprensión incita a mucha gente a cambiar de actividad profesional, a otra de dejar su cónyuge, incluso algunos llegan a tener crisis de personalidad e identidad, en esta resistencia al paso de los años y aceptar los cambios.

Estos cambios pueden afectar todos los niveles de la persona: físico, biológico, psicológico, biológico, espiritual, económico y social. Aparecen malestares pasajeros o francas depresiones, con situaciones de crisis transitoria. En general estos cambios pueden tener un valor positivo, a nivel individual y de pareja, cuando lo canalizan al mutuo conocimiento, maduración y crecimiento. Estar preparados para sobrellevar, el llamado síndrome del “nido vacío”, que es cuando los hijos dejan la casa paterna, para irse a vivir a otro lado, por motivos de estudio, trabajo, amigos o matrimonio, o bien porque nunca se formó.
 
 

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Recomendaciones:
Administrar bien las actividades, para poderse dar cuenta que ahora tienen más tiempo para pensar y hacer todas las cosas que quisieron realizar en otras épocas, pero que la tarea diaria se lo impedía.

Tomar esta etapa, como una oportunidad, para replantear su relación de consigo mismo, de pareja y con toda su familia en general. Pensar que este tiempo, es el ideal para ampliar los conocimientos en el área interesada o de retomar algún curso académico o profesional.
Alimentarse sanamente y mantener su peso ideal. Visitar al médico al menos una vez al año o cada seis meses, si ha tenido con anterioridad problemas de salud.
Si atraviesan por un periodo depresivo, deben consultarlo con un sacerdote, psicólogo, psiquiatra.

Aplicar el sentido común, con una buena dosis de fidelidad y entrega al cónyuge y a los hijos.

Dialogar muy frecuentemente y con plena sinceridad, para llegar a acuerdos que les permitan conseguir disfrutar más de la vida, saliendo más a menudo, invirtiendo el tiempo libre en actividades enriquecedoras y cultivando nuevas amistades.  Poniendo un gran énfasis en la seriedad de la fidelidad familiar. Evitar abrir puertas falas al probar nuevos enfoques profesionales, para conseguir el éxito que no han obtenido anteriormente. 

No obsesionarse en analizar, lo que no se tiene y echarlo de menos continuamente.
Cultivar el espíritu
, para intentar dominar las inquietudes de la mente, sanar heridas, perdonarse y perdonar los errores cometidos.

Practicar como pareja el voluntariado, en organizaciones religiosas, sociales o políticas, para que aporten el equilibrio de opinión, madurez y experiencia, que todos los matrimonios debieran tener.
 
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Gocemos y aprovechemos todas las etapas de la vida, cada una tiene su encanto y su reto, la “crisis de los cuarenta” es la gran oportunidad para continuar por el sendero de la vida y alcanzar la plenitud.

Valora la vida porque es el único Don que solo se nos da una sola vez.


por Victoria Mijares

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