La mujer está
en la política, en la ciencia, en la comunicación pero su esencia de mujer no
la ha de perder así como tampoco su ternura, su sensibilidad y el percibir las
cosas de manera diferente al hombre. Esto
tiene relación con el hecho de cómo sentimos las madres cuando los hijos se
van. Los padres lo asumen de distinta manera y las horas fuera del hogar los
distraen y los confortan.
Las mujeres
cuando nos convertimos en madres, pasamos por etapas diferentes: la espera, los
hijos pequeños, los hijos en la adolescencia, los hijos jóvenes y cuando los
hijos se van. Suena esto a título de película, pero esto es lo que en estos
momentos nos ocupa y atañe. Cuando los hijos se van.
Los hijos se van por deferentes motivos. Porque se
casan, por el trabajo, por lo estudios, en fin, por el motivo que sea, pero
llega un tiempo en que se van. Parece que aún oímos las risas, las
conversaciones, las discusiones, el teclear de la máquina de escribir o de la
computadora ya muy entrada la noche para entregar un trabajo al día siguiente
en la Universidad. Un suéter, un zapato, varios cuadernos dejados en el sitio
más inverosímil de la casa.. ...Sus habitaciones no con el orden que hubiésemos
deseado y que siempre pedimos inútilmente, el retrato del novio o de la novia …
Calor y color por todas partes, ruido, música, VIDA.
La casa tuvo las habitaciones destinadas a ellos y se
fueron transformando con el paso de los años. Cuartos infantiles primero:
muñecos de peluche en las repisas y en el suelo, un elefante, una avestruz, una
pelota, un barco, un osito, una muñeca, un avión, . . .Después... fotografías,
pósters, banderines del equipo favorito, libros, revistas, etcétera. Movimiento
de entradas y salidas, llamadas telefónicas de larguísimas conversaciones... En
los fines de semana el vestido de noche sobre una silla y el silencio de un
profundo sueño juvenil en las mañanas de los domingos.
Esos cuartos ahora están vacíos. Muy en orden, con el
orden que tantas veces predicamos y que ahora nos duele. Quietos, callados.
Entramos en ellos con pasos quedos, quién sabe por qué y recorremos con la
vista las camas con sus colchas impecables, todos los rincones... todo está en
orden, todo está bien. Levantaron el vuelo. Se fueron del nido. Se fueron del
nido que los cobijó por años. Nosotros, sus padres, los enseñamos a volar y se
fueron.
Van a volver pero nada será igual. Regresarán hombres
y mujeres forjados en el diario vivir. Con sus vidas propias y manejadas a su
manera. Están comenzando la más seria y profunda experiencia, igual que
nosotros lo hicimos. Tenemos que retirarnos de la presencia activa en sus vidas
y pasar a ser la parte contemplativa de sus existencias y sus proyectos. Se han
ido con un equipaje, lleno de todo
aquello que con amor les fuimos transmitiendo, en su corazón y en su mente.
Muchas de "esas cosas" estarán dormidas hasta que ellos sean
padres... Llevan como escudo, para todos los infortunios que la vida les
depare, su fe en Dios y su amor a Él. Los forjamos en el deber y en el afán de
la excelencia para emprender toda clase
de experiencias y sabrán dar amor porque amor les dimos.
"
Abrázalos fuerte y déjalos ir" En el abrazo se llevan nuestro corazón,
pero después abrimos los brazos y los vemos partir...para que la VIDA los
reciba.
Los recuerdos son de "otros tiempos". La
nostalgia es el presente de los cuartos vacíos.
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