Como decíamos en el artículo
anterior, ahora que se habla tanto de los Derechos Humanos, los
padres tenemos el derecho de formar a nuestros hijos de acuerdo a lo que
pensamos es la verdad y el bien mayor para ellos. Y junto con este
derecho, viene la responsabilidad que tenemos como padres: somos nosotros los que tenemos que formar a nuestros hijos. Nadie puede imponer una información, directa o
indirectamente, con la que nosotros no
estemos de acuerdo. Nuestra obligación pasa también por el derecho que tenemos
de defender a nuestros hijos cuando se les está manipulando al transmitirles
información e ideologías que no van de acuerdo con lo que pensamos en el seno
de la familia. Por todo ello, tenemos que hablar con nuestros hijos ya, antes
de que sea demasiado tarde para ellos.
Los temas difíciles para
nosotros, ya sea por falta de conocimientos suficientes para explicarlos, o por
la falta de formación que deberíamos buscar para cumplir con nuestra misión de
padres de familia, pasan por los siguientes puntos.
·
Sexualidad
y procreación. Tenemos que tener muy claro cuando hablemos con
nuestros hijos, siempre de acuerdo a su
edad, que tenemos una dignidad que va mucho más allá de nuestro cuerpo y
que somos mucho más que nuestra genitalidad. Debemos hablar con la verdad,
empezando por darle a cada parte de nuestro cuerpo el nombre correcto. Aquí no
se admiten sustitutos ni vulgaridades, tengan la edad que tengan. En este tema
hay que hablar mucho sobre el respeto
y el pudor, la voluntad, la castidad y
la paciencia para esperar el tiempo
necesario hasta llegar a la madurez, lo que les permitirá elegir bien una
pareja, comprometerse en el matrimonio y
formar una familia.
·
Matrimonio
y Familia. Como todos sabemos, el matrimonio entre hombre
y mujer está siendo atacado de manera muy programada; lo podemos constatar a
nivel mundial. Intentan distorsionar el concepto. “La realidad es que fundar
una familia no es un problema sino una oportunidad”, como dice el Papa
Francisco en su exhortación apostólica
Amoris Laetitia, La alegría del amor.
Debemos
dejarles claro que lo que hoy llaman noviazgo no es más que un entretenimiento que
no respeta la dignidad del otro dejando
que las hormonas manden, con muchísimas probabilidades de terminar no solo con
el noviazgo, sino con un gran problema.
Se
necesita un compromiso y una decisión madura antes de elegir con quien formar un matrimonio. El noviazgo es un
tiempo de alegría, pero también de análisis realista; es un tiempo de prueba, (aunque
no de la famosa “prueba de amor”), porque debemos ver objetivamente las
virtudes y las carencias del otro. Es un tiempo de preparación previo al
matrimonio y por ello se debe tomar muy en serio.
Hablaremos
de otros temas complicados en otros artículos. Y mientras tanto, ¡sean las personas ejemplares que sus hijos
necesitan admirar!
Por: Dulce María Fernández G.S.
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