Había Boda, había alegría,
pero… faltó el vino.
María estaba en esa
boda. María como mujer observadora,
amante del orden y el deseo de que la alegría de la fiesta no se perdiera, se
acercó a su Hijo y le habló al oído :- “ No hay vino “… y después a los
sirvientes : - “ Haced lo que El os diga”. Juan , 2 I-15.
En nuestro hogar, ¿ hay una
invitada especial, MARÍA.? Porque María, como madre solícita, nos está diciendo
:- “¿ Sientes que en tu hogar falta vino… y se acabó el amor?.”
Esa pregunta me da miedo, me
da frío… tal vez no, pero pudiera ser
que en mis “tinajas” donde llevé un día todos mis sueños, todas mis ilusiones y
proyectos, haya grietas… y poco a poco se ha ido por ellas el amor.
Puede haber
grietas de pereza, de desánimo, por rencores, por desilusiones…
¿Cuál es la grieta
o las grietas por donde se han ido todas aquellas cosas que creí poder vivir
siempre, las que necesitaba tanto ?.
¿ Puede en mi hogar haber hambre de un
abrazo, de volver al seguimiento de la FE que se olvidó, de más ternura, de más
paciencia, de más comprensión sobre todo cuando afloran los problemas de la
vida …es que puedo decir : “ yo no me meto a mi
no me toca…?
Tal vez el comienzo de la parte
económica fue dura, áspera y limitada pero… era tan grande, tan avasallante
nuestro amor que lo duro se hizo tierno, lo áspero se convirtió cariñoso y lo
limitado en infinito.. ¿ qué nos pasó o qué nos está sucediendo?.
Ahora hay viajes, paseos y
amigos… tenemos muchos aparatos en casa, uno para cada necesidad y muchos de
comunicación moderna y efectiva, hay
ruido, música a grades volúmenes, salidas, idas y venidas, puertas que se abren
y se cierran con rapidez, todo en movimiento, prisa, mucha prisa… ¿ y.....
.......................... dónde
quedaron las palabras?
¿ qué hacen
nuestros ojos, siempre bajos, entretenidos en leer o mandar mensajes, que ya
olvidaron el mirar a los ojos de las personas amadas?
¿por qué ya no reímos o
lloramos juntos, por qué hemos olvidado el preguntar :- “ qué tienes, cómo
estás, cómo ha sido tu día hoy? ¿me quieres, dímelo, ¡lo necesito!.”
¿Por qué “eso” se quedó en el
pasado?…Parecemos autómatas, moviéndonos muy individualmente ¡en nuestro
espacio! ( creo que a si se dice ahora) en algo que le llamamos hogar….
Vamos a sacudir toda esa
rutina, vamos a hacer un alto en el camino y vamos a retomar algo de aquellos
tiempos, creo que vale la pena, si quiera, hacer la prueba…
Hoy te voy a
acariciar, hoy te voy a besar y hoy voy
a volver a mirarte a los ojos y te voy a decir ¡te quiero!.
Por favor, si me estás leyendo,
dirígete al que es el compañero de tu
vida o compañera y a cada uno de tus hijos, grandes o pequeños, a las personas
ancianas, a los abuelos, y diles “ ¡los
necesito tanto,… los amo”!. Cuando lo
hagas será, que has sabido sellar con el amor, las grietas de tu alma.
Por: MARÍA ESTHER DE ARIÑO.
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