TRISTEZAS NAVIDEÑAS DE MUJER, CONFORTADAS POR LA LUZ DEL PESEBRE.

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En esta época navideña de reuniones festivas y planes familiares, muchas mujeres sufren soledad o abandono por vivir la compleja realidad de una familia dividida. Sin poder “pasar la Navidad juntos” como ellas quisieran, su corazón se parte en mil pedazos para poder estar, de alguna forma, con todos sus seres queridos.

El dolor es especialmente fuerte para las mujeres católicas que quieren seguir viviendo su fe cerca de Jesús y buscar el refugio del Amor de Dios en este momento oscuro. Pero…¿Cómo lograrlo cuando todo está hecho pedazos y no se  vislumbra más que división y conflictos, además del desconcierto de los propios hijos?

Su situación irregular por la separación o divorcio trae inquietud y dudas a su corazón y, a veces, no se atreven ni a acercarse a los sacramentos o a la Iglesia. Inclusive se alejan de ella al pensar que se han vuelto “católicas de segunda”.

Resultado de imagen de mujer REZANDOPero no debe ser así. En esos momentos de tormenta y ahogo, se vuelve aún más importante la cercanía de la gracia divina para atravesarla lo mejor posible. La Iglesia se preocupa por ellas y da las condiciones para que sigan al cobijo de la comunidad católica y de sus parroquias. Condiciones que no son muy conocidas ni siquiera por los católicos en general.

El Catecismo de la Iglesia Católica, al respecto establece en varios de sus numerales del Segundo Capítulo:

·        1649

Existen, sin embargo, situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones muy diversas. En tales casos, la Iglesia admite la separación física de los esposos y el fin de la cohabitación. Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios; ni son libres para contraer una nueva unión. En esta situación difícil, la mejor solución sería, si es posible, la reconciliación. La comunidad cristiana está llamada a ayudar a estas personas a vivir cristianamente su situación en la fidelidad al vínculo de su matrimonio que permanece indisoluble (Cf. FC; 83;  CIC, can. 1151-1155).

·        1650

Hoy son numerosos en muchos países los católicos que recurren al divorcio según las leyes civiles y que contraen también civilmente una nueva unión. La Iglesia mantiene, por fidelidad a la palabra de Jesucristo ("Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio": Mc 10,11-12), que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el primer matrimonio. Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La reconciliación mediante el sacramento de la penitencia no puede ser concedida más que aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia.

·        1651

Respecto a los cristianos que viven en esta situación y que con frecuencia conservan la fe y desean educar cristianamente a sus hijos, los sacerdotes y toda la comunidad deben dar prueba de una atenta solicitud, a fin de aquellos no se consideren como separados de la Iglesia, de cuya vida pueden y deben participar en cuanto bautizados…

 

Y finaliza esta sección aconsejando:

 

Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la misa, a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar sus hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios (FC 84). (1)

 

Por otro lado la Orientadora Familiar y Matrimonial Luz Ivonne Ream  de la Alexander House en San Antonio, Texas da algunas recomendaciones útiles, prácticas y desde una visión femenina para la vida espiritual de las que viven en esta realidad:

·        Tómate de la mano de Dios y haz un pacto de amor con ÉL.

·        Incrementa tu vida de oración y piedad.

·        Busca ayuda y encuentra apoyo emocional, espiritual y humano para que este proceso sea lo más eficiente posible. Elige estar bien, no solo hacer el bien.

·        Vive tu duelo. Valida tu dolor. Acepta tu pérdida.

·        No busques un sustituto (a). Tampoco busques pagarle con la misma moneda ni salir corriendo a rogarle.

·        Actúa con sensatez, pensando tu actuar con la cabeza y no con las vísceras.

·        Protege la integridad y el corazón de tus hijos. Realza las virtudes del que se fue y ayúdales a que se enfoquen menos en sus debilidades y faltas. Conviene que las almas de tus hijos no guarden odios ni rencores, por lo menos no porque tú lo siembres.

·        Reaprende a estar contigo. (2)

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Y alerta de posibles riesgos por el estado vulnerable en que se encuentra cualquier mujer que pasa por una separación o un divorcio:

 

                 Creer que sola no va a poder salir adelante y que necesita a un hombre a su lado para hacerlo. O bien, se empodera tanto que acaba denigrando a todo lo que huela a hombre.

                 Experimentar sentimientos de una profunda tristeza que le puede llevar a la depresión y a vivir en un estado de ansiedad. Aislamiento porque su sentido de pertenencia se ha fracturado.

                 Problemas en el trabajo. Debido a su inestabilidad emocional es más factible que comience a tener dificultades en su trabajo, con sus compañeros e incluso con su jefe.

                 Quedarse sin “amigas”. Esta especie de locura interior es real y es muy difícil que las demás personas la comprendan. Entonces, ¿qué es lo más sencillo que los demás hacen? Alejarse en lugar de comprenderla… como si el divorcio fuera una enfermedad contagiosa.

                 Tratar de vivir como una adolescente, salir hasta altas horas de la madrugada  y comenzar a tener una vida desordenada o muy distinta a la anterior a su divorcio es fruto de esa sensación de “libertad” y de no darle cuentas a nadie.

                 Creer que un hombre la va a rescatar. Buscar de una forma “casi desesperada” al príncipe azul que la salvará y la liberará de su dolor. En cada hombre ve un potencial para la solución de sus problemas.

                 Comenzar a vestirse algo diferente de lo que estaba acostumbrada. Si antes no usaba escotes o faldas cortas, quizá ahora le encuentre el gusto por hacerlo.

                 La mujer queda tan sensible y vulnerable que puede llegarse a creer todas las palabras lindas que cualquier depredador le diga. Incluso, con tal de sentirse rescatada y cuidada, le puede llegar a confiar todos sus bienes materiales con el riesgo de que le roben y abusen de su confianza. ¡Cuidado damitas! Hay hombres que solo están al acecho de mujeres con emocionalmente vulnerables para cazarlas.

                 Confundir sexo con amor. Se dice que el hombre demuestra amor porque quiere sexo, pero que la mujer da sexo porque quiere amor. Nada equivocada esta afirmación. La mujer demuestra su amor entregando el cuerpo, el hombre no. Es importante que como mujer entiendas y aceptes el maravilloso valor y la dignidad que tu cuerpo posee. (3)


 

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Se puede hacer de esta Navidad una ocasión especial de curación personal para ellas. Una Navidad de relación especial entre su corazón y el de Jesús niño. Se puede tomar todas estas tristezas y plasmarlas en un carta que presenten al niño Dios en el pesebre el 24 de Diciembre y ofrecerlo como el regalo más sincero e íntimo de su corazón. Él lo apreciará como el mejor presente y las abrazará con su ternura:

“No estás sola, Yo estoy contigo.

Quédate aquí cerca de Mí y de hoy en adelante ya no te alejes.

Junto a Mí, tu dolor se tornará en paz.”

 

 

¡FELIZ Y SANTA NAVIDAD!

 

Por: Ana Elena Barroso

 

(1)    CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA



 

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