Llegarán los REYES MAGOS y con esta
fiesta se cierra el ciclo de vacaciones y festejos. La noche del 5 de enero es
una noche misteriosa que hace latir más a prisa los corazones infantiles, que
hace que las cabecitas que están sobre las almohadas se pueblen de imágenes
sigilosas, ricas y bordadas capas flotantes, tres rostros en la penumbra, uno
de largas y blancas barbas y ojos azules, otro de arrogante figura y bondadosa
sonrisa y otro de oscura piel adornando su cabeza con elegante turbante. Tres hombres
que se quedaron en la historia y que vienen cabalgando en el tiempo a través de
más de dos mil años … Melchor, Gaspar y Baltasar.
En los hogares se ha gastado mucho, quizá
más de lo que se debiera, en un esfuerzo económico para que tanto en la Navidad
como en el día de Año Nuevo hubiera una celebración algo extraordinaria y en
algunos hogares aún, se hace otro esfuerzo, ¡un esfuerzo más!, para que esta
noche haya sobre los zapatos alguna sorpresa, algo nuevo, algo soñado y
deseado, escrito con ilusión en la tradicional carta a los Reyes Magos .
Larga noche de nerviosismo reprimido esta
del 5 de enero. Parece que a los que ya
crecimos nos llega un vaho de melancolía que nos empaña los ojos recodando esta
fecha, esta noche de inocente ilusión. Es cuando quisiéramos no haber crecido,
es cuando quisiéramos ser niños otra vez o quizá mejor no haber dejado de
serlo. Se agolpan los recuerdos en tropel. Las figuras de los abuelos, de los
padres, de los hermanos que se desdibujan en el tiempo porque quizá ya no
están. El calor y olor de la casa, un mundo diferente, otra época, otro modo de
vivir, mucho más sobrio, mucho más tranquilo, mucho más verdad para nuestro
sentir. Un despertar tempranero, un correr hacia el lugar soñado, una sonrisa
en los labios y en los ojos el asombro. Y allí, en los zapatos, una ilusión
hecha realidad. No muchos juguetes, tal vez uno solo pero suficiente para
desbordar de alegría al corazón y en la
tarde chocolate y rosca.
Ellos si es cierto que existieron. Nos
lo dicen las Sagradas Escrituras, de ahí la tradición. Llegaron de sus lejanos
países para postrarse ante el Niño-Dios y lo adoraron.
Le entregaron oro
como rey, mirra, que es una gomorresina aromática y medicinal producida por un
árbol de Arabia, como hombre, e incienso como Dios.
Dice la tradición que cuando dejamos de
creer en ellos, ya los Reyes Magos no pasan … Todos los años en la la noche del
5 de enero yo sigo dejando mis zapatos en la espera de una ilusión y el milagro
que se cumple en la mañana del 6 de enero. En mis zapatos hay un regalo, algo
que me dice que si pasaron los Reyes Magos una vez más, porque esa noche mi
corazón se hizo,… corazón de niña.
por. : MARÍA ESTHER DE ARIÑO.
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