Ya se fueron las fiestas. Ya
se fueron los abrazos. los bailes, el chocar de las copas, los convivios y el
jolgorio. Supimos tener la excelencia en esos momentos de gozo. Ahora la
excelancia nos tiene que acompañar en el trabajo y en el esfuerzo.
Pero ahora las caras son serias, el
entrecejo fruncido ,los labios apretados y el andar cansino para subir "la
cuesta de enero".
El dinero se gastó y el bolsillo
está vacío.Los buenos propósitos...¡cómo cuesta poderlos cumplir!: levantarse
temprano, no fumar, no comer golosinas, no extralimitarse en la bebida, ser
amable, no irritarse por cualquier cosa, estar en paz, no criticar, hacer
ejercicio, saludar con una sonrisa al vecino, ser generosos, trabajar con
honestidad y buen ánimo, pagar deudas, etcétera, etcétera, y así este mes de
enero, serio y formal, se nos antoja un Everest cuya cima es casi inalcanzable.
Visto a sí es normal que esto nos desanime y nos desaliente pero hay que
buscarle un truco, algo que nos de ánimo en el desaliento, algo que nos de
fuerza para poder alcanzar la meta que nos propusimos.
Al mirar el horizonte y juntar
estos doce meses que nos esperan, si Dios no da vida, nos sentimos abrumados,
es demasiado.
Es muy dificil, es verdad.
Pero si pensamos: Solo por hoy...va a ser más fácil.
El hoy, el ahora que es el
presente nos da la fuerza que necesitamos. El plazo breve para vencer las
tentaciones es más efectivo que la cadena de días en el mismo esfuerzo. Solo
por hoy. Solo por este momento, solo en
este momento si puedo hacerlo y lo voy a hacer.Así momento tras momento, día
tras día.
Y al llegar la noche, en la
hora íntima de estar a solas con uno mismo, cuando realmente somos auténticos,
repasar nuestro día que termina y hacer un buen balance.
Si en el día caímos, si no
tuvimos voluntad suficiente, pedirte
Señor, perdón y fuerzas para el nuevo día. Y así con el -SOLO POR HOY,
el camino se allana, el sendero se endulza y pierde su aridez, nuestros pasos
son más seguros y firmes en ese Hoy que será el mañana de días y meses que nos
darán la victoria al cabo del año andado.
Empezamos el año con las
alforjas vacías y las vamos a ir llenando de cosas buenas, de cosas santas, de
perdones, de sonrisas, de ternura, de generosidad, de alegría, de buenos modos,
de fe, de ilusiones, de esperanza, de trabajo y de mucho amor.
Con todo esto iremos caminando por el nuevo año y seguro que siempre, en
los días de sol y en los días grises, tal vez de llanto, buscaremos en nuestra
alforja y vamos a encontrar todo aquello que será vital para esos momentos y
que nos darán la fuerza para ser felices con la bendición de Dios.
Por: MARÍA ESTHER DE ARIÑO-
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