Hablábamos
de los requisitos generales para hacer una buena confesión. Empecemos a
desglosarlos uno a uno.
Toquemos en esta ocasión el examen de conciencia. Para
ello necesitamos fe y mucha humildad. Fe para examinarnos según los criterios y
bajo la mirada de Dios; y humildad para reconocer que por el pecado he
despreciado el amor de Dios.
Jamás podré
decir ¿ahora de que me confieso? ¡Si no mato, no robo, creo que soy una buena
persona! Pero ojo, porque el Amor está hecho de detalles, y aunque no lo tenga claro,
es ahí donde cometo pecado.
¿Qué es el
pecado? El pecado no es ni un accidente, ni un error técnico, ni un error de
juicio, ni angustia y desazón, ni un vago sentimiento de culpabilidad, y
tampoco la tentación en sí.
El pecado es
negarnos a amar a Dios y a nuestros hermanos; es dañar nuestras relaciones con
los demás, con Dios primero y también con las personas que encontramos en
nuestro camino. Y esta negación es consciente aunque la pasemos por alto.
El orden
creado por Dios es un orden de Amor. Y el pecado destruye el amor, es más, es
exactamente lo contrario al Amor. Si dejamos a un lado la fe en Dios, en su
amor, la noción de pecado se desvanece y esto es lo que nos sucede todos los
días. Por eso pecamos cotidianamente con lo que llamamos pecados veniales.
Además,
tradicionalmente el pecado ha sido considerado como un catálogo de cosas
prohibidas: no robarás, no matarás, etc. Pero este es verdad solo a medias,
porque pecado es también lo que destruye la armonía de la persona, la armonía
de la comunidad humana, la armonía de la naturaleza, la armonía entre las
relaciones entre el hombre y Dios.
Pecado es todo lo que es contrario al Amor, todo lo que lo destruye, lo
saquea o lo deteriora.
Pecado es
abandonar la mansión de Nuestro Padre Dios, abandonarlo a Él, abandonar su Amor
para ir a vivir lejos, que es lo que hizo el hijo pródigo, comportándonos como
si fuéramos dueños de nosotros mismos. Por esto el pecado es además una gran
mentira.
El pecado es
oposición a la ley y rebelión contra la voluntad de Dios. Es una enemistad con
Dios que poco a poco se convierte en enemistad con Cristo y con su Iglesia.
El pecado, en resumidas cuentas, es una falta
de Amor.
Sobre estas
faltas de amor es sobre lo que tenemos que hacer nuestro examen de conciencia.
Hablaremos sobre los otros requisitos para una confesión válida, en nuestra
próxima entrega...
Por: Dulce María Fernández G.S.
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