¡Qué
sería yo en este mundo
Sin
familia! digo yo.
¡Dónde
aprendería la vida
Y
el cariño y el amor!
Dónde
mis primeros pasos
rodeados
de candor,
de
esperanza y de alegría.
¡Dónde!
Sin familia, no.
Dónde
encontraría refugio
en
mis ratos de dolor
Y
en dónde me miraría
para
conocer mi yo.
Qué
me importaría mi patria,
qué
me importaría soñar,
si
no fuera en la familia
que
me enseña a valorar.
Dónde
aprendería justicia.
Dónde
encontraría el honor.
Dónde
ensayaría con gusto
el
trabajar con tesón.
Lo
importante en la familia
es
lecciones que ésta da:
A
bien tendernos la mano,
a
perdonar y olvidar.
A
ejercer la tolerancia.
Hablar,
callar y escuchar.
Detectar
a tiempo fallas,
ajustar
y echar a andar.
¿Y
gozar y compartir,
fracasar
y transigir?
Sólo
en compañía de hermanos
se
puede mejor vivir.
Pero
vivir a conciencia
sabiendo
que siempre está
la
familia, con los padres,
abuelos
y muchos más
Y
vivir con paso firme,
con
libertad y humildad.
Vivir
pensando en los otros.
Vivir
construyendo al dar.
¿Que
la familia pequeña?
¡Mentira,
que no es verdad!
Da
lo mismo grande o chica
mientras
haya calidad.
Calidad
que no es dinero,
Ni
viajes, ni una mansión.
Calidad
que es en familia
calor,
amor, donación.
Hombre
íntegro, cabal.
Sólo
en la familia, hombre.
Hombre
o mujer de verdad.
¿Dónde
entender que hay un Dios
que
por amor quiso crear
a
unos padres, que en su amor,
lo
supieran reflejar?
¿Y
el coraje, y la honradez,
y
la solidaridad,
y
los valores certeros,
El
cielo y la eternidad?
¿Dónde
mejor aprendidos
que
en el seno de un hogar
goce
disfrutando paz?
Supongo,
es más, cierta estoy,
que
no habría otro lugar
tan
idóneo y tan seguro
para
un pueblo edificar.
¡Qué
sería de nuestro México
sin
familia! digo yo.
y
el cariño y el amor!
Dulce
María Fernández G.S.
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