No es
fácil saber a ciencia cierta dónde y en qué momento Jesús dijo
por primera vez la oración más bella y más preciada, enseñándonos
a llamar a nuestro Dios : PADRE.
Cerca
del Monte de los Olivos hay una Basílica que guarda en sus
cimientos, como una preciosa perla, una misteriosa gruta. Según la
tradición, allí enseñó Jesús a orar a sus discípulos. Tal vez
allí, por primera vez, sonaron las sagradas palabras del
PADRENUESTRO.
No
creemos que es muy importante el saber si efectivamente fue en ese
lugar, lo realmente importante en sí son las palabras de Cristo
para enseñarnos a dirigirnos a nuestro Creador, haciéndonos una
revelación asombrosa, inimaginable y de profunda ternura con la que
podemos dirigirnos a nuestro Dios.
Esas
palabras son el más preciado tesoro que fue puesto un día en
nuestros labios y con ellas, como dice Peguy:- "se nos revela el
secreto mismo de Dios, el secreto mismo del juicio".
Desde
ese instante las relaciones de Dios y los hombres ya no fueron las
mismas. Se nos abrió una puerta directamente al corazón de Dios,
una puerta que jamás se cerrará. Como dice el Padre Martí
Descalzo: - "Aquel día en verdad, giró la historia del mundo.
Si los hombres no se dieron cuenta es solo porque la ceguera parece
ser la parte más ancha de nuestra naturaleza".
Jesús
nos enseña a decir Padre, a llamar Padre al Todopoderoso al Creador
de los mundos, al Omnipotente, al Supremo Hacedor de todo lo visible
e invisible... así sin más, llana y sencillamente "PADRE".
Los
Santos saltaban de gozo ante la idea de llamar Padre a Dios y
nosotros nos hemos acostumbrado tanto a esta forma de rezar, que sale
de nuestros labios de la manera más rutinaria e indiferente, sin
pensar que ante esta palabra nuestro corazón debería quedar
extasiado e inundado de gozo, y como nos dice Schurmann: - "esta
forma de dirigirse a Dios no es tan evidente como alguien podría
suponer. Hacía falta que Jesús nos diera su permiso y nos alentara
para invocar a Dios con esta palabra "Padre", tan íntima y
familiar".
Y
aún hay más, porque en el comienzo de PADRENUESTRO, Jesús emplea
un vocablo que jamás se había dirigido a Dios:- Abba. Abba es el
nombre que el niño pequeño dirige a su padre. Jesús, usa siempre
esta palabra y esa es la que coloca al comienzo de la oración y con
ella nos introduce en una familiaridad con Dios que jamás nadie
pudo imaginar.
Es
la TOTAL CONFIANZA. Dios no es para nosotros solo un Padre, es lo que
es el "papá" para el niño que empieza a balbucear.
Que
desde hoy, al comenzar esta bellísima oración del Padrenuestro,
pongamos el corazón, lleno de amor y confianza, en nuestros labios
para llamar a Dios "PADRE O PAPÁ"
.
FELICIDADES
a todos los hombres que en este DÍA, dedicado a los que tienen la
dicha de ser padres, y un recuerdo lleno de gratitud y amor para los
que ya no están con nosotros
por: MARÍA ESTHER DE ARIÑO
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