Incongruente
y gran contrasentido es que vivamos en un mundo en que se defiende
con ahínco la ecología y se olvidan los derechos del hombre.
Es
maravilloso que los individuos luchen en forma denodada y sin tregua
por el respeto a la naturaleza animal y vegetal. Es enternecedor como
se ponen miles de cuidados en conservar las especies en extinción,
como se lucha por salvar a los animales y las aves que están
atrapados o malheridos y cómo se trata de que los árboles y las
plantas no mueran y en ello se invierte dinero y esfuerzo.
El
Papa San Juan Pablo II, y ahora nuestro Papa FRANCISCO también nos
hablaba de esta incongruencia: - “ Nunca como hoy la vida humana,
gracias al progreso económico y científico, ha sido objeto de
atención y de cuidado, pero por otro lado tenemos el contrasentido
del persistente escándalo del hambre que amenaza la existencia de
millones de seres humanos, fenómenos preocupantes como la
criminalidad que se propaga, las plagas del alcohol y la droga, y la
locura fraticida de la guerra“.
Deseamos
que la juventud sea sana, vigorosa, honesta y emprendedora y la
llenamos, ya desde su niñez, de pornografía, violencia y ausencia
de valores morales. Deseamos que en el mundo haya justicia social y
nos dejamos arrastrar por el consumismo innecesario y superfluo sin
mirar ni atender al que carece de todo lo más indispensable y
elemental para vivir dignamente. Hablamos de perdón, pero no
perdonamos, hablamos de caridad, pero no amamos.
No
alteremos la escala de valores. Primero es el hombre y luego todo lo
que le rodea.
Salvemos
al hombre y lo demás se nos dará por añadidura.
por: MARÍA ESTHER DE ARIÑO.
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