Mucho se dice que,
dentro de la Iglesia Católica
la equidad no se conoce, y menos la equidad de género. Mucho se
argumenta que no hay lugar para las mujeres y que los hombres tienen
los “nombramientos” más importantes.
La
reciente canonización de 7 beatos en el Vaticano nos deja ver lo
contrario. Personas de las más diferentes características, orígenes
razas, edad, sexo,
color de piel, vocación, pero todas con un mismo anhelo de vivir en
Cristo, fueron celebradas dentro de la
Iglesia universal. (1)
El
Papa Francisco canonizó
a 7 beatos, entre ellos el Papa Pablo VI, Mons. Oscar Arnulfo Romero
Arzobispo de San Salvador,
Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús religiosa
de Bolivia, P.
Vincenzo Romano
sacerdote italiano, María
Caterina Kasper religiosa
alemana, Francesco
Spinelli
sacerdote italiano, y
el jóven italiano Nunzio
Sulprizio
. (2)
¿Dónde
más se ha podido ver que se entrega el
máximo reconocimiento y premio de vida a la máxima autoridad y
figura al lado de unas mujeres sencillas y un joven?
Un
Papa, dos monjas y un joven
laico reciben al mismo tiempo, en el mismo lugar y con la misma
importancia el
máximo honor dentro de la fe católica:
LA SANTIDAD.
Porque
en la fe católica, la
santidad es el llegar a vivir ya, en un gozo sobrenatural, con Dios
aquí en la tierra, en medio de cualquier tipo de circunstancias
incluyendo el sufrimiento, la enfermedad y el dolor.
SANTIDAD
Es
vivir una vida ordinaria ...de forma extraordinaria.
Gozo
que no da el mundo, por lo que, se puede alcanzar en la sencillez, en
la pobreza, en el olvido.
Plenitud
que se alcanza en el servicio, la entrega y el olvido de uno mismo,
por lo que...en la fe católica…
“
Si alguno quiere ser el primero, que sea el
último de todos y el servidor de todos”
Mc
(9, 35)
Todo
lo contrario a lo
que el mundo exige y recomienda para alcanzar una
llamada “felicidad” o
“éxito” fugaz
y, además,
limitado a que
sólo algunos la puedan alcanzar.
Aquí,
todos pueden ser
felices y plenos, cerca del AMOR.
Por:
Ana Elena Barroso
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