Después
de la vacaciones hemos vuelto a los hábitos de siempre en nuestro
diario vivir y trabajo pero en este mes podríamos añadir algo más
a nuestro mejoramiento espiritual. Muchos lo saben....otros no. Este
mes, es el mes del Rosario.
Rezar
el rosario para algunas personas es un tiempo desperdiciado en una
letanía de repetidas oraciones que en la gran mayoría están dichas
de una manera distraída y maquinalmente. PERO NO ES ASÍ.
El
hecho de ponernos a rezarlo ya es un acto de amor a la Madre de Dios.
Es un súplica constante y repetida para pedir perdón y rogarle por
nosotros y por todo el género humano en el presente y también en la
hora de nuestra muerte.
Es
meditar en los Misterios de la vida de Cristo, de suerte que el
rosario es una especie de resumen del Evangelio, un recuerdo de la
vida, de los sufrimientos y glorificación del Señor y una síntesis
de su obra redentora. Ahora tenemos los jueves, por un deseo
especial del Papa Juan Pablo II, hoy San Juan Pablo, los Misterios
Luminosos. El primero es El Bautismo de Jesús -El milagro en las
bodas de Caná-, El anuncio del Reino- La transfiguración en el
monte Tabor y la Institución del Sacramento de la Eucaristía. Son
maravilloso para una meditación hermosa y profunda.
Rezar el rosario es un método fácil y adaptable a toda clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente manera de ejercitar la meditación en los actos más sublimes de la fe .
El
Padrenuestro con el que se empieza cada Misterio es la oración que
Cristo nos enseñó y quienes lo han penetrado a fondo no pueden
cansarse de repetirlo. El Ave.María, toda ella está centrada en el
misterio de la Encarnación y es la oración más apropiada para
honrar dicho Misterio. Aunque en esa oración hablamos directamente a
la Santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa oración es
sobre todo una alabanza y una acción de gracias a su Hijo por el
infinito amor que mostró al encarnarse.
La
Santísima Virgen María, en sus repetidas apariciones ha sido la
súplica más importante que en sus mensajes nos ha traído. Ella
nos pide que recemos el santo rosario. Ella nos lo pide
insistentemente porque su rezo tiene un gran valor.
Ella
quiere que repitamos una y otra vez la súplica, la alabanza con la
esperanza puesta en su inmenso amor por toda la humanidad.
Tal
vez por lo repetido del rezo, la "loca de la casa" como le
decía Santa Teresa a la mente, se nos vaya de aquí para allá en
pertinaz distracción, pero aún así nuestro corazón y nuestra
voluntad están puestos a los pies de la Madre de Dios y esas
Ave-marías son como el incienso que sube en oscilantes volutas hasta
el corazón de nuestra Madre la Virgen Santísima.
Nuestro
mundo se está olvidando de rezar. Tenemos fe, creemos en Dios...
pero no hablamos con EL. El mundo actual, ahora más que nunca,
necesita de MUCHOS ROSARIOS. Hagamos un alto en nuestro diario vivir,
quince minutos tan solo, y con seguridad el mundo y "nuestro
mundo", será mejor.
Por: MARÍA ESTHER DE ARIÑO.
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