El
desarrollo de la mujer en estas últimas décadas ha sido
extraordinario, y en muchos países ha alcanzado unos
niveles de éxito profesional que sus
abuelas nunca hubieran imaginado. El nivel de libertad y
autosuficiencia es, en países de primer mundo, equivalente al de los
hombres.
Ha
ganado , loablemente, el reto de la igualdad. Pero…. Es feliz? ¿Ha
conseguido la
felicidad por fin?
Una
encuesta realizada en Estados Unidos, nación en donde la equidad y
oportunidades son de los más altos, ha encontrado que no.
La mujer moderna no es la más feliz. Y ,
además, sus niveles de felicidad han bajado en estos años con
respecto a la de
los hombres.
Los
resultados de este estudio no solo confirmaron este hecho, sino que
además descubrió que las mujeres han alcanzado niveles de estrés,
tensión, obesidad, dolores de cabeza y depresión mayores que las de
sus compañeros. (1)
¿Por
qué será?
Al
parecer, el sueño feminista de “have it all” y
“superwoman” en el que miles de mujeres
soñaban ,les ha costado su salud, su
bienestar y su felicidad, porque ha implicado un doble turno de
trabajo fuera y dentro del hogar, sin poder lograr cumplir con todas
las obligaciones que se ha asignado ella misma sin
recibir mucha ayuda y
con el sentimiento de culpabilidad que el
no estar con todos los miembros de la familia le genera.
Pero
lo más llamativo de los resultados es que, paradojicamente, las
mujeres más infelices no son las que tienen doble obligación de un
trabajo y un hogar, sino las mujeres solteras, cuarentonas
y profesionistas ,con
un ingreso menor a los 100 mil dolares al año,
(2)
Y
por toro lado resulta que las personas más felices son los hombres
de 39 años, casados con un hijo, un puesto directivo y una esposa
que trabaja medio tiempo, además de un ingreso entre los 150 y 200
mil dolares.
Esto
nos deja ver que los logros de la liberación femenina no cumplieron
mucho de lo prometido a las mujeres y las dejó ensartadas en una
dinámica desgastante de producir ante todo, perdiendo muchos
aspectos personales, familiares y sociales a
cambio de unos logros y hasta éxito que no
la hacen feliz y que, al parecer, al que
han hecho más
feliz es al hombre, con el que tanto compiten y al que, inclusive,
culpaban antes de privilegiado.
Es
momento de reevaluar lo que la equidad que todas las mujeres buscamos
realmente significa y aceptar que el método feminista de
enfrentamiento y competencia con el hombre ya pasó de moda y no
funcionó.
Por
Ana Elena Barroso
(2)
ídem
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