En
la naturaleza, los ecosistema son los que sostienen la vida y
subsistencia de los seres vivos y especies.Son sistemas delicados y
equilibrados que se ven afectados por cambios internos y contaminados
por elementos externos. Es por eso que la Ecología y el desarrollo
sustentable han sido tan importante en los últimos décadas, pues ha
hecho conciencia de la importancia del respeto y protección de los
ecosistemas para la supervivencia y florecimiento de diferentes
especies y ambientes.
Pero
la ecología parece haber dejado en el olvido a una especie muy
importante... La especie humana.
Sí,
esa especie que ha pisoteado el ambiente de otras especies,
causándoles daños irreversibles e inclusive la extinción total y
que, sigiendo su actitud de dominio , también ha ido pisoteando el
suyo propio, en aras del desarrollo y el progreso.
Ese
ECOSISTEMA humano existe y envuelve el desarrollo de los diferentes
miembros de la especie humana. Es un ecosistema constantes y continuo
a través del tiempo y circunstancias que han garantizado la
continuación de la especie, y
que ha ido sufriendo el efecto de fuerzas y elementos externas e
internos que han afectado a sus miembros.
¡Ese
Ecosistema es la FAMILIA!
-
El único ecosistema dónde se reproduce la especie, en la unión de un hombre y una mujer.
-
El único lugar óptimo para llenar las necesidades de los individuos de esta especie...
-
El único lugar cuya estabilidad y continuidad dan la seguridad y desarrollo emocional necesario en los miembros. Fidelidad y compromiso que se realiza en el Matrimonio.
-
El único que asemeja la comunidad general a la que se integrarán sus miembros al crecer. Donde inteligencia emocional y solidaridad crecen naturalmente.
Este
habitat ha sufrido al
tener que adaptarse a circunstancias que el "desarrollo y
progreso" han traído. Así lo ha experesado
el Papa Francisco en la Jornada Internacional del Medio
Ambiente de 2013:
“¡La
persona humana está en peligro!, esto es cierto, ¡hoy la persona
humana está en peligro! ¡He aquí la urgencia de la ecología
humana!; y el problema es grave porque la causa del problema no es
superficial, sino profunda: no es sólo una cuestión de economía,
sino de ética y de antropología.” (1)
Originalmente
la forma en que la familia se desarrollaba era muy diferente de como
sucede en la modernidad. Como nos explica el Lic.
Cristian Conen, investigador del Instituto de La Familia Universidad
de La Sabana:
“En
la era preindustrial, el hombre trabajaba en el mismo lugar en que
vivía. Con la aparición de la fábrica, salió de su hogar y se
trasladó a las distintas corporaciones. Surgió entonces ese
paradigma cultural (no natural) de familia, caracterizado por los
roles de hombre proveedor y de mujer a cargo de la crianza y
educación de los hijos.
En
segundo lugar, con las dos guerras mundiales, y a la par del
desarrollo del reconocimiento legal de los derechos civiles de la
mujer, se produjo otro hecho social: la salida de la mujer del
hogar. Ante la escasez de mano de obra masculina (muchos hombres
habían muerto en la guerra), la mujer comenzó a desarrollar
trabajos profesionales que antes solo había ejercido el hombre. La
humanidad empezó a tener la posibilidad de enriquecerse con el
aporte que el mundo femenino puede brindar a las distintas
profesiones y artes. El problema surge cuando al incorporarse la
mujer al mundo laboral profesional, lo hace con los patrones de
normalidad y culturas laborales masculinas.” (2)
Además,
en las últimas décadas, ha sido
francamente atacado por la reingeniería social que ha
tratado de resolver problemas importantes de la comunidad
humana con métodos que han ignorado la naturaleza
y características
de este ecosistema. Y los efectos se
han dejado sentir en todas las áreas del quehacer y vivencia humano.
Muy
profundos de
acuerdo a la Ing. Lola Velarde,
Directora de la Fundación para la
Investigación y el Desarrollo Ambiental de Madrid
, que, revisando cerca de 200 referencias bibliográficas , ha
“tratado de
evidenciar este hecho, comparando los diferentes modos de convivencia
y sus efectos en los miembros del hogar, especialmente en los hijos,
y abordando también el impacto de la dominante ideología de género
sobre la ecología del cuerpo y de la familia”. (3)
No
solo la ideología de género, sino también la anticoncepción,
el aborto, los vientres de alquiler, son expresiones del intento de
ejercer un sobrecontrol en los procesos naturales del ecosistema y
trastocando sus dinámicas.
Y
los más afectados por la alteración y contaminación de este
ecosistema básico han sido los miembros más jóvenes de este
ambiente:
“A
título de ejemplo, puede destacarse el hecho de que si padres y
madres profesionales trabajan ocho o diez horas al día, los hijos
estarán solos. El problema es que a diferencia del animal, el ser
humano requiere de un largo periodo de crianza y educación, a partir
de la autoridad y la calidez afectiva de sus progenitores. Si ellos
no están presentes o lo están en estado de agotamiento físico y
espiritual, dicho proceso de educación se obstaculiza o frustra.”
(4)
Es
urgente que los esfuerzos ecológicos
de respeto a la naturaleza y los medios ambientes lleguen también
a aquellos en los que se desarrolla el humano.
Necesitamos una ECOLOGIA HUMANA, como ya Juan Pablo II lo había
propuesto en su encíclica Centessimus annus, en 1991:
“ Además
de la destrucción irracional del ambiente natural hay que recordar
aquí la más grave aún del ambiente humano, al que, sin embargo, se
está lejos de prestar la necesaria atención. Mientras nos
preocupamos justamente, aunque mucho menos de lo necesario, de
preservar el “habitat” natural de las diversas especies animales
amenazadas de extinción, […] nos esforzamos muy poco por
salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ecología
humana. […] La primera estructura fundamental a favor de la
ecología humana es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las
primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué quiere
decir amar y ser amado, y por consiguiente qué quiere decir en
concreto ser una persona.” (5)
Solo
con el restablecimiento del equilibrio en este
Ecosistema, se podrá proveer un
medio ambiente idóneo para un
desarrollo equilibrado de los seres humanos y la mejora de muchos
problemas que hemos acarreado como especie por tantos siglos.
Por Ana Elena Barroso
(4) ïdem
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