RECIBIENDO EL AÑO NUEVO CON UNA CELEBRACIÓN...DE MUERTE.




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Este 2019, como cada empiezo de año en México se buscó, a modo de celebración, al primer bebé nacido en los hospitales del país. En esta ocasión, Aylin fue la ganadora de los reflectores del año nuevo en el Instituo Mexicano del Seguro Social IMSS. Su madre “antes de la cirugía, dijo sentir una gran emoción por darle la bienvenida a su hija a este mundo, a la vida, “la amo, desde que empecé el embarazo la esperé con mucho amor”, enfatizó.” (1)
Pero este año ha sido diferente. Como contraste a esta tradición de vida, en este amanecer del año, en otras partes del mundo se ha celebrado, con gran expectativa, la primera muerte.

Esto sucedió en Irlanda, dónde la gran celebración del principio del año fue la espera del primer aborto. ¡Así es!...la ansiada espera de la inauguración de la primera clínica para abortos del país, tras un acalorado referéndum en Mayo, donde el 66.4% de la población votó por borrar del articulo octavo de su constitución el dar el mismo derecho al bebé no nacido que a la madre embarazada. (2)
¿En qué momento pudimos imaginar que la posibilidad de dar muerte sería ocasión de celebración… y celebración de un año nuevo que empieza ?

Y al hablar de dar muerte estamos hablando de no dejarla a la suerte y asegurarse de que el bebé muera. Si sobrevive o nace vivo, garantizar su muerte dejándolo morir lentamente en una charola o basurero, o inclusive , como la hacía el Dr. Gosnell de los Estados Unidos, cortarles el cuello, punzarles el cerebro o torcerles la nuca a los bebes que estaban vivos en la sala de aborto. Esto ocurre en muchas mas ocasiones de las que nos imaginamos. En Estados Unidos solamente se calcula un promedio de 900 bebés nacidos vivos solo en abortos tardíos. En Inglaterra se estima que 66 bebés al año sufren la misma condena. 










Así lo pueden confirmar muchos sobrevivientes de abortos, que tuvieron la fortuna de estar junto a personas que en esos momentos los rescataron de una agonía lenta y una muerte segura. (3)

¡Esto es infanticidio encubierto! Y la delgada membrana de un útero es ahora la raya que lo ha convertido en legal y aceptable.

 Este giro de 180 grados en pautas culturales que marcan nuestras celebraciones  se ha hecho cada vez más frecuente y debe de causarnos preocupación. Ya Juan Pablo II hablaba de una cultura de la muerte” en 1995 en su encíclica Evangelium Vitae (N.12):




"Estamos frente a una realidad más amplia, que se puede considerar como una verdadera y auténtica estructura de pecado, caracterizada por la difusión de una cultura contraria a la solidaridad, que en muchos casos se configura como verdadera cultura de muerte"

Juan Pablo II


¿En dónde se detendrá este retraceso a la barbarie del ideario común ante el deshecho y eliminación de vidas humanas? Debemos hacer conciencia del alcance de esta invasión a la cultura para que no trastoque los verdaderos derechos de los humanos, como nos advirtió: (N.4):



Amplios sectores de la opinión pública justifican algunos atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual, y sobre este presupuesto pretenden no sólo la impunidad, sino incluso la autorización por parte del Estado, con el fin de practicarlos con absoluta libertad y además con la intervención gratuita de las estructuras sanitarias.




Que podamos seguir diciendo: ¡Año Nuevo,Vida Nueva!

y no lleguemos a desear :

¡Año Nuevo,muerte Nueva!




Por: Ana Elena Barroso












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