¿Son acaso de agua
los ojos que tienes tú
y que tengo yo?
En ellos se penetran
-¡que maravilla!-
los zarcos abismos
del corazón
Imposible es
al hombre saber
su profundidad.
Imposible es,
Mas no para el AMOR.
Quien se embebe
en una mirada amorosa
sépase víctima
de eterna claridad.
Eternidad de amor
Por el que tú no morirás.
Es la mirada del corazón
que te abre su altamar,
y en la mirada,
la elección sin razón
de un latir
donde desbordar su mar.
Honduras sempiternas
de dulzura y vitalidad
que en las pupilas nuestras
reverberan inmensidad.
La transparencia que palpita
en cada parpadear
¿Quién sino el AMOR
lo podrá escudriñar…….?
Por R.P. Pablo Yeudiel González Cuellar L.C.
"Cual incienso que sube a Dios"
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