Cristo, Amigo,
pan bendito,
¡ven siempre conmigo!
Que donde camine
siempre siga tu camino;
que donde mire
encuentre tu mirar benigno.
Y que en mi último suspiro
abrace por siempre
tu amor infinito.
¡Quédate, Señor, conmigo
en cada latido
y en cada suspiro!
por R.P. Pablo Yeudiel Gonzalez Cuéllar
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