Las
mujeres lesbianas han captado la
atención por
décadas, pero
solo como un apéndice
de los movimientos LGBTI, que parecieran
haber logrado solucionar los problemas de
discriminación de esta pequeña parte de
la población, pero sacrificando la salud
de muchos.
Pequeña,
sí, pues a nivel mundial,
solo el .0012 de
la población son mujeres lesbianas
, de la cual , el
.0008 mas bien
son bisexuales (1).
Estos movimientos politicosociales, al ser
sobrerepresentados han derivado en mayor
exposición a
riesgos de salud y de vida de
muchas jóvenes y niñas a
las que ahora se
les presenta como una “opción
liberadora” de un “menú” de
como ejercer su sexualidad y además
glamorosa y sin mayor repercusiones.
Tratando
de ser realistas y ver el futuro de las
mujeres lesbianas en México, podemos asomarnos a la realidad que sus
compañeras viven en países
del primer mundo, como Inglaterra, donde ya son totalmente aceptadas
e incorporadas en las comunidades que viven. Las
estadísticas no
son alentadoras pues prenden focos rojos y
amarillos de cautela.
Para
empezar, la salud de la mujer lesbiana
se ve deteriorada por una cantidad mucho mayor de afecciones que la
de sus
connacionales heterosexuales como
cáncer,tabaquismo, sedentarismo, embarazo
adolescente y obesidad.
(2)
Y en aspectos más profundos ,el problema no reside solo en lo que quieren o perciben “ser” o a quien “amar”, sino en lo que “no quieren ser” , tratan de “escapar de ser” o “ no les gusta amar”. Esta parte no resuelta de la faceta psicoemotiva que se trata de minimizar y no atender al “salir del closet ” es la que lleva a los riesgos más peligrosos para la vida de estas mujeres, aún en estos ambientes abiertos y liberales, como es mayor incidencia de drogadicción y suicidio y una baja satisfacci[on personal.(3)
Viendo
este escenario, la suerte de estas mujeres
es preocupante
para para algunos sectores de las comunidades, muchos
de ellos
pertenecientes a la fe católica,
que ven en los movimientos LGBTI una dinámica agobiante y asfixiante
para muchas de ellas que no dejan atender sus necesidades de salud
física y psicológica.
Bien hace énfasis el Papa Francisco en la atención temprana, para prevenir problemas de salud:
“Estoy
hablando de un chico que se está desarrollando, los papás empiezan
a ver cosas raras. Consulten por favor y vayan a un profesional y ahí
se verá a qué se debe, puede ser que no sea homosexual, que se deba
a otra cosa”. (4)
El
Catecismo de la Iglesia Católica deja muy claro su rechazo a
cualquier maltrato y discriminación:
“Un número apreciable de
hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente
arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye
para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben
ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará,
respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas
personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida,
y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las
dificultades que pueden encontrar a causa de su condición...las
personas homosexuales están llamadas a la castidad”. (N2358)
Y
más preocupante para las familias en general , el que se proponga en
los sistemas de
educación públicos
de muchos de sus países, incluyendo
el nuestro, las erróneamente
llamadas
“orientaciones sexuales”
sin presentar los efectos y consecuencias que conllevan.
¡No es el futuro que las mujeres de México se merecen!
¡Ellas
merecen nada menos que toda la verdad y
atención!
Merecen
libertad para cuidar su salud y su emotividad ¡siendo
lo que quieren ser! ….. ¡sin
el lastre de lo que “ odian ser” !
Por Ana Elena Barroso
(3)
idem
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