Tal vez haya quién piense, aún siendo
católico, que esto de rezar el Rosario es algo que ya pasó de moda, que es
antiguo, que ya nadie lo reza. . . ¡qué equivocados están !.
El
Rosario es la palanca del amor.
Por los dedos de millones de personas se
deslizan una a una esas cuentas redondas como diminutos mundos, donde cabe toda la fe, todo el amor o todo el
dolor de las almas. Día a día, a todas horas, en los seminarios, en los
conventos, en las Parroquias, en los hogares ricos, en los pobres, en los
caminos del aire, en las carreteras, en el mar, en las guerras, en la paz, en
la alegría, en la tristeza, en la enfermedad, en las celebraciones de la vida,
en el misterio de la muerte . . . “ Te saludamos María, la llena de gracia, el
Señor está contigo”.
El mundo necesita de la oración.
La oración hace un cambio en los corazones.
Con el rezo del Rosario vamos siguiendo
los MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO al tiempo que imploramos a la Santísima Virgen María
que “ruegue por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte”.
En la Iglesia católica hay un día en que se celebra a la Virgen del
Rosario, es el día 7 de este mes precisamente En esta fecha se recuerda la
victoria de la batalla de Lepanto sobre el Islam en 1571 y dicha victoria se
atribuye al rezo del santo Rosario.
Por eso el mes de octubre está dedicado al
rezo del Rosario.
Es una hermosa costumbre rezarlo siempre ,
todos los días y no solo en este mes.
A la Madre de Dios y que es madre nuestra,
se le pide, se le ensalza, como Reina, como Virgen, como Madre… Reina de la
paz, ruega por nosotros, Virgen purísima, ruega por nosotros, Madre el buen
consejo, ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte. Y vamos
pasando por los Misterios donde Ella
recibe al Hijo de Dios en su seno y luego , no en su casa sino en una cueva… y
otro donde siente el dolor inmenso de
que se le ha perdido….y otro y otro más… y luego la meditamos al pie de la cruz
donde ve morir a su Hijo… ¡ podrá haber un dolor más grande !. Creemos que los católicos hemos de encontrar
en este rezo del Santo Rosario un gusto inmenso de acompañar a esta REINA DEL
Cielo que pasó por tantas penas siendo la Madre de Dios y que a todos nos tiene
por hijos muy amados. Ella no va a desechar nuestras súplicas y siempre, como
buena madre, nos cobijará con su manto y en el dolor, nos consolará como lo
sabe hacer una madre.
¡ Madre del Redentor, ruega por nosotros
y POR LA PAZ DEL MUNDO !. AMÉN.
por: Maria Esther de Ariño
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