¿ QUE HACEIS AHÍ PARADOS,
MIRANDO AL CIELO? ESE MISMO JESÚS QUE OS HA DEJADO PARA SUBIR AL CIELO, VOLVERÁ
COMO LOS HABEIS VISTO ALEJARSE “
Hechos de los Apóstoles 1,1-11 .
A estos hombres que veían
como el Maestro, el amigo Jesús, el resucitado de entre los muertos, el que
había pasado cuarenta días con ellos después de haberlo visto morir en la cruz
un día viernes, hablando y comiendo con ellos… se iba, como ya les había dicho
terminada su misión, a volver con el Padre…. Pero también que un día
volvería…..
Acababan de recibir una
llamada de atención. Ya no podían “
quedarse mirando al cielo”.
Había que dejar la
contemplación, el estar ensimismados, absortos, pensativos y ponerse ¡alertas,
decididos, enérgicos, firmes, valientes e intrépidos !. Así fue como comenzó
todo….
¿ No será eso mismo lo que
Dios nos está pidiendo aquí y ahora, en este momento de nuestras vidas, con las
circunstancias en que la vida nos ha colocado a cada quién?
Quizá enfermos, quizá con una
reciente pérdida, esa, que tanto nos duele,…con un serio problema económico que
nos quita el sueño, o tal vez porque
somos muy jóvenes y tenemos ansias de
conquistar el mundo… o porque estamos cansados, decaídos, tristes, porque
sentimos que los años ya nos pesan,… o tal vez porque estamos felices y tenemos
la alegría de vivir…
Cada quién con su momento
diferente pero todos con la misma misión… ¡hoy, en la oficina, en el taller, en
el hogar, en la escuela, en la universidad, en el nuevo empleo, con los amigos,
en las reuniones familiares o sociales, en tantos lugares donde la vida nos
pone podemos cumplir, con esta misión que Jesús nos pidió al final de su paso
por la tierra .
También nos habló del Espíritu
Santo…
“ pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes los llenará
de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y
hasta los últimos rincones de la tierra”.
Y vuelve a decir en el
Evangelio de San Mateo 28, 16-20
“ Me ha sido dado todo
el poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándolos a cumplir todo cuánto yo les he dicho; y sepan que ...
Hay Sacramentos y ritos
expresamente para los sacerdotes y religiosos pero la firmeza en la
vocación cristiana, la audacia en la
confesión de la fe y la enseñanza del amor a Dios y el seguir los pasos de
Aquel que nos vino a decir : “Yo soy la
Luz , yo soy el Camino, la Verdad y la Vida,” sabemos nos toca a todos y cada
uno de nosotros.
¿ Qué más queremos oír ?
Vámonos dando un tiempo para pensar, para meditar, en el torbellino y ruidoso
mundo en que vivimos para hacer conciencia de que ESO y solo ESO es nuestra
misión, mientras caminamos hacia la Casa
del Padre.
Hace falta nuestro “granito de arena para que al final podamos decir : ¡Misión cumplida, Señor !.
Por: MARÍA
ESTHER DE ARIÑO
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