Es “miércoles de Ceniza” estamos en Cuaresma. Estar en la Cuaresma no es pensar que lo
viernes no hay que comer carne y que ese alimento lo cambiaremos por pescado. A
muchas, muchísimas personas no obliga este mandato de la Iglesia católica por
que no tienen para comprar carne ni tienen para pescado. Solo el grupo de personas, que
cada vez son menos, están en condiciones de elegir, son las que deben acatar
esta disposición.
Así como el Tiempo de Adviento fue una
preparación para la llegada del Hijo de Dios hecho hombre, así ahora debemos
prepararnos para la Semana Santa, donde Cristo se somete voluntariamente a una
Pasión, a una Muerte y a una Resurrección para salvarnos. ¿ Y de qué nos vino a salvar? De un destino
que había para toda la Humanidad de desheredados del Cielo por el pecado. Por ello, en estos cuarenta
días hemos de orar con más intensidad y pensar que es tiempo de sacrificios y
arrepentimiento de nuestras faltas o pecados.
“Hermanos, como colaboradores que somos de
Dios, los exhortamos a no echar su grano en saco roto .Porque el Señor dice : -
“En el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te socorrí” San
Pablo, en la segunda casta a los corintios: 5,20,6,2.
Pues bien, ahora es el tiempo
favorable, ahora, esta Cuaresma es el tiempo de la salvación. Es Cuaresma.
TIEMPO FAVORABLE, TIEMPO DE ARREPENTIMIENTO Y DE CREER EN EL EVANGELIO. TIEMPO
DE SALVACIÓN.
Jesús también
tuvo su Cuaresma.
Nada hay en nuestra vida que Cristo no lo
haya vivido primero. Antes de que llegara su Pasión y Muerte se prepara para
esto y se retira al desierto CUARENTA DÍAS para ayunar y para orar. Es ahí
cuando Satanás aprovecha su debilidad como hombre para tentarlo. Pone por tres veces a prueba
su rectitud filial con Dios. Y Jesús rechaza estos ataques o tentaciones.
La victoria de Jesús en el desierto sobre
el demonio es un anticipo de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial a
su Padre Dios.
Es pues la Cuaresma, tiempo
invaluable para los creyentes. Es donde Dios nos da una nueva oportunidad de
enderezar nuestro camino, de que el perdón para los agravios, ese que tanto nos
cuesta muchas veces, florezca en nuestro corazón y nos deje el bálsamos de la
paz, de aumentar nuestra generosidad hacia los que nos rodean con palabras y
actos de amor, con un recogimiento íntimo y especial a la hora de orar y asumir
con plena aceptación todas las cruces que tengamos en nuestra vida.
Eso es la Cuaresma. Estamos en ella… Aprovechémosla. ES AHORA,
TODAVÍA ES TIEMPO.
POR: MARÍA ESTHER DE ARIÑO.
Comentarios
Publicar un comentario