“ Y si
Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también
vuestra fe.”
1 Cor 15:14.
La
resurrección de Jesús es la base de la fe católica y la certeza de la divinidad
de Jesús. San Pablo bien hace en subrayar la importancia del hecho, pero ¿dónde
encontrar pruebas históricas de este gran acontecimiento que cambia todo el sentido
de nuestra vida y del mundo entero?
Los propios
Evangelios proveen evidencias de hechos que apuntan a la resurrección de Jesús
como su única explicación.
Pero
supongamos por un momento, que solo fue una invención calenturienta de los
apóstoles o de algún otro personaje de la época.
Para lograr
que su esfuerzo calculado de mantener la ilusión y probar que Jesús era el
Mesías esperado debían tener elementos y argumento sólidos acordes al
pensamiento de la época. Y en los sucesos se notan errores graves al plan:
·
Error#1:
El uso de mujeres como testigos del hecho ya que, ante la ley de ese tiempo y
cultura, la mujer no podía ser testigo en un juicio, y cualquier testimonio
femenino era descontado.
·
Error#2:
La idea de la resurrección en carne al
tercer día no era la mejor para este plan, pues era considerado creencia
inaceptable por la cultura judía por ser pagana, y ni siquiera se esperaba del Mesías. Hubiera
sido mejor tejer una idea de resurrección espiritual y beneficiarse de la
veneración de la tumba y restos. Además en las profe
·
Error#3:
Escoger a un miembro del Sanedrín para
recoger el cuerpo y enterrarlo no era de lo mejor, ya que el Sanedrín eran sus
primeros opositores, y podían luego evidenciarlos.
·
Error#4 Además el defender un hecho que inventaron
para conseguir fama y riqueza sería lógico, pero hacerlo para conseguir solo la
expulsión, persecución, tortura y defenderlo hasta la muerte por parte de todos
sus seguidores, no es una idea muy conveniente.
·
Error#5 Si hubieran planeado que Jesús llegara al
sepulcro medio muerto para después salir del sepulcro y reunirse con ellos, lo
primero que hubieran tenido que hacer es llevarlo a un médico para curarlo.
Además de la verificación por parte de los mismos romanos de su muerte con la
lanzada y al bajar el cuerpo.
Como
podemos ver, no se nota una planeación y menos una hecha por unos pescadores de
la época.
Por otro
lado, entre las pruebas que brindan los evangelios sobre su veracidad está el sepulcro
vacío que pregonan en sus escritos, el cual es verificado por sus propios
enemigos y reconocido hasta por los propios romanos, que lo hicieron público
con la versión de que había sido robado. Hablar de la posibilidad de que hubiera sido robado,
podemos ver que los romanos no lo pudieron robar pues no les convenía que los
seguidores hicieran un alboroto con la desaparición del cuerpo, y ya vimos que
los discípulos no se beneficiaban mucho de la desaparición del cuerpo, al no
ser la resurrección un evento esperado en el Mesías.
Por otro
lado tenemos la evidencia mostrada por la Sabana Santa De Turín, que parece ser
un pista guardada por tantos siglos para ser develada en esta época de alta
tecnología que podría mostrar muchas más evidencias de la resurrección y poder
ver a Jesús mismo.
Todas estas
reflexiones nos llevan a acrecentar nuestra fe en la resurrección de Jesús,
como un hecho verídico, inesperado para la gente de su época, pero esencial
para el corazón humano que suspira por alargar su vida y evitar la muerte tan temida
con la inmortalidad y eternidad que están inscritos en lo más profundo de
nuestra naturaleza.
Por: Ana
Elena Barroso
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