En estos
últimos años las crisis económicas se han agravado en muchas partes del mundo y
han desnudado los vicios de los sistemas económicos imperantes. Por un lado, el
socialista en forma de dictaduras, han dejado una secuela enorme de pobres y
migrantes. Por otro lado el capitalista con gobiernos obesos que han creado
monstruos insaciables de riqueza y poder que todo lo engullen, hasta la
libertad y dignidad del trabajo y la persona. Ante estos extremos que han
mostrado sus garras y colmillos desgarrando al hombre, la fe católica responde
con una tercera vía que se ve reflejada en un iniciativa del Papa Francisco
llamada: “La Economía de Francisco” refiriéndose a la sabiduría de ese gran
Santo en su visión trascendental del hombre, su modo austero de vivir y la
forma de relacionarse con la naturaleza.
Esta
iniciativa se ha dirigido especialmente a los jóvenes de más de 45 países,
invitándolos a participar el 21 de Noviembre a un evento con presencia de
grandes economistas para reflexionar sobre la construcción de la justicia y la
paz a partir de la Economía y del gran poder que ya tiene el consumidor moderno
en moldearla.
“…practicar una economía diferente, la que hace
vivir y no mata, que incluye y no excluye, que humaniza y no deshumaniza, que
cuida la creación y no la depreda. Un evento que nos ayude a estar juntos y
conocernos, que nos lleve a hacer un “pacto” para cambiar la economía actual y
dar un alma a la economía del mañana.” (1)
Papa Francisco
Ya en
Laudato Si, el Papa había señalado que “ todo está íntimamente conectado y que
la protección del medio ambiente no puede separarse de la justicia para los
pobres y de la solución de los problemas estructurales de la economía mundial.
Por lo tanto, es necesario corregir los modelos de crecimiento que son
incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente, la acogida de la vida,
el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores,
los derechos de las generaciones futuras.” (2)
Pues para muestra basta un botón y San
Francisco parece haberse graduado en este sentido pues, como dijo el portavoz
del evento Luigino Bruni :“Las primeras ideas económicas modernas nacen de los
franciscanos, los primeros bancos del siglo XV -los Montes de Piedad-; este ya
es un mensaje importante: una nueva economía no se hace sin bancos, sino con
bancos diferentes, con bancos que incluyen a los pobres, con bancos con los que
se combate la usura”.
En cuanto
al rol que la ganancia tiene en este tipo de economía, Bruni explicó el
espíritu de la iniciativa que busca expresar que el problema se da cuando se
maximiza la ganancia “como dogma”. Por lo tanto las ganancias no deben ser
demonizadas, sino relativizadas como valor único, como maximización de todo” y
se congratula que 181 gerentes de multinacionales ya hayan manifestado su
convicción de que las ganancias no deben ser el único objetivo de una empresa y
subraya que: “lo interesante es que hayan querido escribirlo en un documento,
que hicieron público, porque están entendiendo que el mundo está cambiando y
ellos también deben cambiar. Saben que cada vez más ciudadanos, consumidores,
te castigarán si no haces otra cosa que obtener beneficios.
Las empresas
perciben este cambio en las preferencias de los consumidores y se comportan en
consecuencia, no es que estos gestores sean altruistas, son personas que
conocen los mercados y se están dando cuenta de que el viento ha cambiado”. (3)
Jesús nos
enseñó el camino durante su vida terrena y los santos con sus vidas han hecho
eco de esa enseñanza. La acción de los católicos en el mundo es determinante, y
más aún en este mundo globalizado donde la acción de una sola persona en su
manera de consumir, producir y comunicar puede influir sobre las decisiones de
las grandes empresas y de los productos.
La justicia
y el cuidado de la creación, a través de la economía, ya no es labor de las
transnacionales, gobiernos u organismos internacionales, porque el poder del
consumidor de moldear las tendencias de mercado y la posibilidad de ladearla en
favor de los más necesitados es más fuerte y por lo tanto la responsabilidad de cada
habitante de este planeta mayor.
Por Ana
Elena Barroso
(3) ídem
https://francescoeconomy.org/
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