En 2014, en los medios y redes sociales comentaban la respuesta directa del Papa Francisco en una entrevista: la pregunta directa sobre si él era comunista. Su repuesta es de lo más esclarecedora que puede haber:
SS Francisco : “Yo digo solo que los comunistas nos han robado la bandera. La bandera de los pobres es cristiana. La pobreza está en el centro del Evangelio. Los pobres están en el centro del Evangelio. Si miramos Mateo 25, el protocolo sobre el cual seremos juzgados: tuve hambre, tuve sed, estuve en la cárcel, estuve enfermo, desnudo. O miremos las Bienaventuranzas, otra bandera. Los comunistas dicen que todo esto es comunista. Sí, como no, veinte siglos después. Entonces cuando hablamos, podríamos decirles: pero ustedes son cristianos (risas). “(1)
El hecho de que, como dice el Papa, los pobres son la principal preocupación y el centro del evangelio desde mucho antes de la existencia del comunismo nos empieza a aclarar un poco la confusión. Esa preocupación compartida por la fe católica y el comunismo y el deseo de que salgan de su pobreza nos podría hacer parecer semejantes.
Inclusive, existe una raíz antiquísima del comunismo, anterior a su aparición, insertada en herejías de la Edad Media que presentan vestigios de sus fundamentos. Estas herejías glorificaban la pobreza material como único camino de salvación a través de la vida en comuna, en un deseo de duplicar la primera comunidad de la Iglesia :
“En este contexto histórico (de la Edad Media tradía) había aparecido en Sicilia entre los años 418 y 427 un anónimo tratado, De divitiís, que es acaso la primera exposición doctrinal, llamémosla así, del comunismo, escrita en el Occidente cristiano. Se inspira en los mismos anhelos que trataban de lograr por la violencia los cumcelliones, y hay entera coincidencia entre su pensamiento (32) y los principales supuestos comunes a las corrientes herético-sociales de la Edad Media." (3)
De estas herejías y de la adopción de medios violentos para restablecer el “orden original”, surgen los primeros trazos del comunismo.
Pero ¿Cómo nos puede quedar más claro que la fe católica no es comunista ?
Por un lado, Iglesia ha condenado este sistema político social desde 1846 con el Papa Pio IX en su documento Qui Pluribus donde advirtió de sus efectos destructivos y después en muchas otras ocasiones. (2)
Del simple hecho de observar los fundamentos, principios, diagnóstico y métodos actuales de ambos, podemos encontrar una abismal diferencia entre los dos:
- · Mientras el comunismo asume la negación de Dios y lo suple con el Estado humano, la fe católica defiende la existencia de Dios.
- · El comunismo establece el desprecio de la persona humana para obtener el beneficio de la comuna, la fe católica exalta el aprecio de cada ser humano como hijo de Dios y subraya la riqueza que cada uno puede dar a la sociedad.
- · El comunismo pretende lograr la liberación del hombre a través de lo material, la fe católica la logra a través del amor inmaterial.
- · El comunismo usa la confrontación como método para alcanzar sus fines, y la fe católica promueve el cambio del corazón como método para lograr la salvación de cada hombre y de la sociedad en su conjunto.
- · El comunismo aplica la coerción en la repartición de bienes, y la fe católica motiva a compartir en plena libertad.
- · El comunismo ejerce la imposición de reglas, y la fe católica primicia el respeto a la absoluta libertad de decisión.
- · El comunismo empareja a todos a lo mismo para lograr la igualdad, y la fe católica valora las diferencias de cada uno e insiste en la idéntica dignidad de cada ser humano.
- · El comunismo se desarrolla en único marco económico político y social comunista y la fe católica la cultivación de la fraternidad en cualquier ámbito económico político y social, inclusive el propio comunista y el capitalista
Y no sólo existen este tipo de diferencias más evidentes sino muchas otras que se pueden encontrar conociendo la Doctrina Social de la Iglesia. Ésta es la que desarrolla con más detalle las enseñanzas de la fe respecto a la fraternidad, la solidaridad, la comunidad, y el bien común y subraya la independencia de la fe con respecto a cualquier sistema económico, político o social. (4)
Por todo esto, podemos afirmar que la fe católica no es comunismo, que el Papa Francisco no es comunista por decir que hay que compartir los bienes con los que menos tienen, y que la falta de conocimiento de las enseñanzas evangélicas llevan a esta confusión que podemos tener inclusive nosotros en nuestro interior.
Entonces ¿Cómo podemos ser más fieles a las enseñanzas de Jesús y desmentir la falacia comunista para resolver la pobreza del mundo?
Seamos más solidarios y practiquemos la pobreza evangélica que Él nos enseñó.
Por Ana Elena Barroso
(2) https://revistaderechopublico.uchile.cl/index.php/RDPU/article/download/43670/45689/153434
(3) https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1708443.pdf
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