Entramos
en el mes de diciembre. Es el último mes del año. Diciembre tiene
alegría de fiesta, de música navideña, de campanitas y cascabeles,
regalos y vacaciones. Pero también es un mes que llega, para los que
ya somos adultos, con un agridulce sabor no tanto en la boca como en
el corazón. Es un mes familiar y de hogar, pero no siempre están
todos en la famiia ni en el hogar. También es un mes en que los días
se nos escapan como viento con prisa y aligerado. Empezamos a sentir
como una inquietud, como una urgencia porque hay muchas cosas que
hacer, por preparar, por adquirir : regalos y compras navideñas,
algún detalle para la casa con motivos alusivos a esta festividad,
tal vez un viaje, un encuentro …Total que perdemos la calma y la
tranquilidad. Malo es eso porque nos embarullamos y al final todo son
prisas y apuros. Preparemos las cosas con tiempo y orden para que
esto no nos suceda.
Es
muy importante, que aunque todo a nuestro alrededor sea y se sienta
un tanto alocado: la música, el tráfico, las compras, la agitación
de las personas en su ir y venir por las calles y tiendas, nosotros
sepamos conserva una calma interior, una paz que no logren alterarla
todos estos signos exteriores.
Si
perdemos la tranquilidad, el nerviosismo aumentará y sin querer ni
darnos cuenta se lo transmitiremos a los que nos rodean. Y
precisamente este tiempo es para compartir pero compartir alegría,
serenidad y paz. Damos lo que tenemos adentro, hablamos lo que
pensamos y reaccionamos ante esta o aquella situación según el
dictamen de nuestro corazón unido a nuestro temperamento.
Es por eso
que debemos procurar que en nuestro interior haya calma y sosiego.
Preparémonos con el ánimo para que este mes no nos arrastre y nos
atrape el consumismo. Busquemos más el amor y la armonía familia
que los regalos costosos y superfluos. Preparemos nuestro corazón
para abrir las puertas de nuestra casa y de nuestra propia existencia
al DIOS que viene a la Tierra haciéndose el más pequeño y humilde
de los hombres.
Vivamos todo este mes de diciembre haciendo
conciencia por los que nada tienen, por los que carecen de lo más
necesario y seamos generosos ampliamente y sentiremos el gozo
auténtico que nos da el saber y poder compartir … y lo que es este
bello mes de Diciembre.
Por: María Esther de Ariño.
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